[:es]La Guerra No Convencional de EE.UU. contra #Cuba (II)[:]
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Como expresamos en la primera parte de este trabajo, los errores que condujeron al fracaso de la invasión mercenaria de Playa Girón fueron minuciosamente analizados por la administración Kennedy. A raíz del fracaso, Kennedy confió al general Maxwell Taylor la misión de describir, explicar y establecer conclusiones sobre las causas que determinaron la debacle de la Operación Pluto.²
La designación de un general para esta tarea no se considera por los historiadores una casualidad. Era indiscutible que el Departamento de Defensa de EE.UU. tendría una importante presencia en los nuevos planes subversivos contra Cuba, oponiéndose a criterios existentes en la época entre jefes del Ejército de EE.UU., de que la Guerra No Convencional no merecía consideraciones serias o esfuerzos de los militares.³
No obstante, como ya expresamos, el esfuerzo desplegado en la subsiguiente Operación Mangosta fue exhaustivo y contundente. Las agencias y el Departamento de Defensa de EE.UU., concibieron en conjunto una operación que aglutinó esfuerzos en casi todos los ámbitos de la vida nacional de Cuba. Planes de desestabilización que preveían el desarrollo de huelgas; demostraciones contra la Revolución; atentados contra principales dirigentes; sabotajes y rebelión abierta, etc.
En sus orientaciones la Operación Mangosta establecía: Cuando el movimiento popular ocupe un territorio importante de Cuba, debiera formar un gobierno provisional. Esto permitirá la ayuda abierta de América Latina y EE.UU. si se pide y es necesaria. Una situación de gobierno militar existirá para el periodo inicial y tenemos que insistir en el realismo de este periodo de transición que precede al control civil razonable .⁴
Pero ¿por qué fracasaron tan abarcadores propósitos contra Cuba, a pesar de la minuciosa planificación y los millonarios expendios?
Recientemente, al referirnos en las páginas de Cubadefensa a la publicación del documento doctrinal más actualizado de EE.UU. sobre la Guerra No Convencional, la Publicación de Técnicas del Ejército 3-05.1 (ATP 3-05.1),⁵ alertábamos que en su interior podía hallarse el caso de Cuba, como “Ejemplo selecto de actividades de Guerra No Convencional patrocinadas por EE.UU.”. Sus aseveraciones, aunque referidas a la invasión mercenaria de abril de 1961, contribuyen a contestar la interrogante anterior.
La CIA cometió […] errores en su campaña de Guerra No Convencional contra Cuba. Aunque existían algunos esfuerzos razonablemente exitosos en el desarrollo de una clandestinidad, no estaban lo suficientemente diseminados o coordinados para organizar una campaña de resistencia popular sostenida .⁶
La información de Inteligencia sobre las condiciones en Cuba era insuficiente y engañosa .
Según los expertos estadounidenses, los esfuerzos de Guerra No Convencional contra Cuba en estos primeros años carecieron de mecanismos de apoyo e infraestructura encubiertos, así como de una adecuada preparación y organización política popular y clandestina, incluida la guerra de guerrillas .⁷
La autocrítica abarca incluso el área de las operaciones psicológicas, la propaganda y la subversión, que según afirman: deben ser adecuadas antes de tomarse la decisión de una acción armada .
En esencia, no existían condiciones en la Isla para el avance del esfuerzo no convencional. Entre esas condiciones, se hallan las que ya conocemos como de factibilidad y conveniencia: no había en Cuba un gobierno debilitado; una población segmentada, ni una oposición fuerte y capaz de resistir. En cambio, todos los recursos se emplearon para intentar quebrar la voluntad del pueblo mediante las carencias, las dificultades sociales y la subversión política.
En los años subsiguientes, los esfuerzos de Guerra No Convencional contra Cuba pretendieron corregir los “errores” de Girón y los que Mangosta tampoco pudo resolver. Las bandas armadas en regiones como el Escambray, cuya génesis se sitúa en los delincuentes, prófugos de la justicia y antiguos miembros de los cuerpos represivos de la tiranía, fueron indiscutiblemente estimuladas por EE.UU.
Quizás sea en este punto de nuestra historia, a mediados de los 60, donde las actividades de EE.UU. contra Cuba se aproximaron más al objetivo esencial de la definición de Guerra No Convencional: el empleo de una fuerza de resistencia, auxiliar y clandestina, en un área denegada, para derrocar a un gobierno adversario,⁸ lo que requirió el apoyo y suministro a esta por parte de las Fuerzas Armadas de EE.UU., incluidas las infiltraciones de sus unidades especiales.
EE.UU. había aprendido que los exiliados por largos períodos –aunque sean nativos del país objetivo– no son sustitutos para insurgentes activos operando dentro de la población⁹ y por ello, el bandidismo contrarrevolucionario subsistió hasta 1965, siendo incapaz de articular una resistencia efectiva contra el Gobierno revolucionario, pero dejando una estela de muerte, asesinatos, secuestros, violaciones y desmanes, cuyos ecos de dolor resuenan aún en nuestros días.
El fracaso de Girón, de la Operación Mangosta y la derrota de las bandas armadas, no significaron el fin de la violencia contrarrevolucionaria, ni de la aplicación de la Guerra No Convencional contra Cuba. Seguiremos su curso en una próxima entrega.
Referencias.
1. Ver La Guerra no Convencional de EE.UU. contra Cuba (I), publicado enhttp://www.cubadefensa.cu/?cu=node/3132
2. Valdés-Dapena Vivanco, Francisco. Operación Mangosta. Preludio de la invasión directa a Cuba. Editorial Capitán San Luis, p 9.
3. “Understanding Unconventional Warfare and U.S. Army Special Forces”, Teniente Coronel Grdovic, Mark, Revista Special Warfare septiembre-octubre 2006, pp. 14-24.
4. Valdés-Dapena Vivanco, Francisco. Operación Mangosta. Preludio de la invasión directa a Cuba. Editorial Capitán San Luis, p 38.
5, 6, 7, 8, 9. http://www.cubadefensa.cu/?q=documentos-doctrinales-eeuu
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