Heberbiovac HB: logro de la biotecnología cubana contra la hepatitis

La Habana, 29 jul.- Uno de los mayores logros en pos de erradicar las hepatitis en Cuba resultó Heberbiovac HB, vacuna cubana recombinante contra la hepatitis B obtenida en 1989 por un grupo de científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

El inmunógeno está precalificado por la Organización Mundial de la Salud, integra el Programa Nacional de Inmunización desde 1992 y protege a la población menor de 40 años de edad.

Heberbiovac HB posibilitó que en fecha tan temprana como el año 2000 no hubiese reportes de la enfermedad en los niños de entre cero a cinco años de edad y para 2005 se había eliminado en los infantes y adolescentes hasta 15 años, resultados que se mantienen hoy.

En los años 80 la hepatitis era un problema de salud en Cuba como en otros países de la región; existía alta prevalencia de la hepatitis tipo B y anualmente se diagnosticaban miles de casos, rememoró a la Agencia Cubana de Noticias el doctor en Ciencias Biológicas Eduardo Pentón Arias, uno de los artífices de la vacuna cubana.

La enfermedad empieza de forma aguda similar a otras formas de las hepatitis virales, a partir de los seis meses se hace crónica, puede durar toda la vida o derivar en cirrosis, insuficiencia hepática, carcinoma hepatocelular o incluso en la muerte, advirtió el también Investigador Titular del CIGB y Profesor Titular de la Escuela Latinoamericana de Medicina.

A  través de la sangre contaminada se transmite la hepatitis B, siendo frecuente el contagio durante las relaciones sexuales y de la madre al hijo en el momento del parto, por lo que muchos niños al salir de la maternidad ya estaban contagiados.

Para aquel momento, señaló el especialista de II grado en Bioquímica Clínica, se utilizaba la vacuna producida a partir de la sangre de individuos contaminados. El virus se procesaba para que no resultara infectivo y se empleaba como antígeno para prevenir el padecimiento.

Debido a los inconvenientes que provocaba la sangre, en 1986 la compañía estadounidense Merck Sharp and Dohme obtuvo la aprobación para uso en humanos de Recombivax HB, primera vacuna desarrollada por medio de ingeniería genética en el mundo, lograda a partir de la modificación de células de levadura de pan.

A su vez, SmithKline Beecham, perteneciente al grupo británico GlaxoSmithKline, también desarrolló ese año Engerix B, pero la producción y comercialización de los fármacos no estaba accesible a muchas personas y naciones por sus altos precios; de ahí que los científicos cubanos buscaron su propia vía para lograr la vacuna, que se convirtió en el segundo logro del CIGB, luego de la obtención del Interferón.

Durante los años 80 un pequeño grupo de investigadores dirigido por el doctor Luis Herrera –al cual pertenecía la doctora Verena Muzio hoy directora de Investigaciones Clínicas de la institución– se encargó de la ingeniería genética y otro equipo bajo el mando del propio Pentón Arias estuvo al frente de la obtención y producción del antígeno de superficie de la hepatitis B.

Por vía recombinante se produjo este antígeno, la información genética del virus se transfirió a la levadura Pichia Pastori, que hasta ese momento solo se había utilizado para la experimentación en laboratorios, pero demostró un rendimiento más rápido y superior a la Saccharomyces cerevisiae empleada por las compañías extranjeras, detalló el especialista.

Tres años después de la primera vacuna recombinante del mundo, Cuba también tenía la suya; actualmente se aplica en los primeros días de nacidos y todos los infantes cubanos están inmunizados contra esa dolencia.

El miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba explicó que se trata de que las madres estén vacunadas para que no adquieran la enfermedad y se la transmitan al bebé, pero si ya el virus está circulando se realiza, igualmente, la inmunización neonatal, para evitar que los niños salgan de la maternidad infectados y así ganarle la carrera.

Hay personas que no realizan la seroconversión, es decir, que no despiertan anticuerpos y son susceptibles a enfermarse, pero debido a la inmunidad poblacional generada a partir de las altas coberturas de vacunación están protegidas, subrayó.

El CIGB también posee HeberNasvac, vacuna terapéutica recombinante contra la infección crónica por el virus de la hepatitis B, una vez establecida, y para la prevención de sus consecuencias potenciales como la cirrosis hepática, insuficiencia hepática crónica y hepatocarcinoma primario.

La vacuna en 2015 obtuvo el registro sanitario por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED). Se administra por vía nasal, combinando algunas dosis por vía subcutánea a partir de una mezcla del antígeno de superficie con el antígeno de la nucleocápsida del virus de la hepatitis B.

Años atrás, en 2009, el CECMED registró, además, el PEG-Heberon, fármaco dirigido al tratamiento de pacientes con hepatitis C o B crónica, coinfectados con VIH (virus de inmunodeficiencia humana), así como quienes recibieron un trasplante hepático.

PEG-Heberon en combinación con ribavirina se considera una de las opciones más ventajosas para cualquier paciente diagnosticado con hepatitis C crónica.

Aproximadamente entre 70 y 85 por ciento de los infectados con genotipos 2 o 3 del virus logran respuesta virológica sostenida con 24 semanas de tratamiento; en cambio, solo se alcanza en el 50 por ciento de los infectados con genotipos 1 o 4 tratados durante 48 semanas. (ACN) (Foto: Internet)