Al sur

Educadoras santacruceñas se inspiran en pensamiento martiano en su diaria labor (+ Fotos)

Santa Cruz del Sur, 12 mar.- “No fructifica la educación si no es continua y constante”, escribió con tinta perdurable José Martí. Así lo demuestran, con ejemplar accionar lo acertado de la expresión del Apóstol, las educadoras santacruceñas protagonistas hoy, algunas con más experiencias que otras.

Roxana Morales Cuevas es licenciada en Enseñanza Primaria. Hace cuatro cursos labora como maestra en la escuela Fabricio Ojeda Betancourt donde imparte el segundo grado. “Ser educadora significa mucho, ayudo a enseñar a las nuevas generaciones”, señaló.

“El magisterio es una luz que me guía. Sigue formándome integralmente”, dijo Idelis Pérez Pedroso, profesora de Educación Laboral del centro de enseñanza media Camilo Cienfuegos Gorriarán.

A la fémina la encontramos con estudiantes-monitoras de uno de los grupos de octavo grado a quienes imparte lecciones. “A través de la materia instruyo la formación laboral, también participamos en el huerto escolar. Los educandos adquieren cultura en la siembra de alimentos”, acotó.

Las mellizas, como las identifica el claustro docente del Instituto Politécnico de Economía Raúl Rodríguez Moreno, son egresadas de la carrera de Contabilidad. Decidieron convertirse en profesoras habilitadas para impartir ese contenido en el centro donde fueron alumnas.

“Me gusta impartir lo que aprendí. Soy joven pero me doy a respetar con los estudiantes de Contabilidad de tercer año”, expresó Edeni Olazábal Nápoles. Su hermana Edelis atiende un grupo de primer año de igual asignatura. “Estoy enamorada de esta digna labor”, subrayó.

Yusnaiquis Díaz Dupuy hace más de una década es maestra de preescolar de la institución educativa José Martí de estos predios, plantel en el que atiende a la vez el Programa Educa a tu Hijo.

“Esta es la profesión más hermosa del mundo. Me siento muy comprometida”, afirmó.

De codos en las mesas de cada recinto escolar santacruceño se hila el amor, se acrisola el libro. Crece la buena composición del pensamiento y el hábito inflexible de poner en su punto la voz única y propia. En el magisterio están la dignidad y la fuerza del más universal de los cubanos.