Con el estilo de Balanchine, Acosta Danza celebra su primer aniversario
[:es]La Habana, 23 abr.- La impronta de uno de los genios de la danza clásica, George Balanchine, llega a Cuba mediante una coreografía de Justin Peck que el gran bailarín Carlos Acosta le solicitó montar en su compañía.
El coreógrafo residente del New York City Ballet (NYCB) creó en 2004 Belle lettres para ese conjunto fundado por Balanchine y la bordó con mucho del estilo neoclásico del maestro y coreógrafo ruso, establecido en Estados Unidos desde 1934.
La pieza evoca el universo lírico de la literatura y los ecos románticos de una de las edades de oro del arte, la Belle Époque, período histórico comprendido entre 1870 y el inicio de la I Guerra Mundial.
Describir Belle lettres en una palabra provoca una redundancia, porque no hay otra que bella, en espíritu, forma y movimientos, con una gestualidad dispuesta para acariciar una partitura del compositor francés César Franck.
La música sugiere un romanticismo que Peck supo aprovechar desde su lenguaje y los bailarines de Acosta Danza abrazaron con pasión.
Además de las cuatro parejas integradas por Deborah Sánchez y Enrique Corrales, Verónica Corveas y Luis Valle, Laura Rodríguez y Javier Rojas, y Gabriela Lugo y Esnel Ramos, merece realce Mario Sergio Elias, un bailarín que transita con pasmosa fluidez de la danza clásica a la contemporánea.
Aunque Belle lettres no cuenta ninguna historia definida, el personaje de Elias recuerda al travieso Puck, el duende introducido por William Shakespeare en su comedia teatral Sueño de una noche de verano.
El retorno de Carlos Acosta a un escenario entraña una decisión valiente por parte del artista y seductora para el público, pues alguien de su talla provoca las comparaciones más duras, esas que ponen de frente el presente con el pasado de él mismo. Por suerte, la estrella aún sale airosa.
Russell Maliphant creó Two en 2004 para una diosa del ballet, la francesa Sylvie Guillem, a fin de explorar la relación entre movimiento, luz y música.
La reinterpretación de Acosta respeta esa intención y le permite adentrarse en el campo contemporáneo que tanto le interesa como bailarín y director.
El espectáculo de la temporada de primavera de Acosta Danza contempla las reposiciones de Anadromous, del joven coreógrafo cubano Raúl Reinoso; De punta a cabo, del coterráneo Alexis Fernández (Maca); y Twelve, del español Jorge Crecis.
A estos títulos se suma El cruce sobre el Niágara, de Marianela Boán, reconocida pieza de la danza moderna cubana que en 2017 cumple tres décadas de estrenada.
Llevado escena viernes y sábado, el referido programa se presentará hoy domingo en el Gran Teatro de La Habana, para celebrar los 180 años de existencia de ese coliseo y el primero de vida de Acosta Danza. (PL)(Foto:http://www.telesurtv.net)[:]