¿Cómo cambia el cerebro humano cuando lo entrenamos?
Sabemos que cuando entrenamos los cerebros en estas edades, se producen cambios positivos en algunas funciones cognitivas así como modificaciones en la estructura y la forma de funcionar del órgano que dirige nuestras vidas. Por supuesto que se sigue investigando porque aún queda mucho por saber sobre las claves del entrenamiento cerebral y sus beneficios. Estas carencias, según la comunidad científica, parecen más evidentes en los cerebros de personas mayores… ¿son los cerebros más envejecidos igual de plásticos?
Un reciente estudio publicado en la revista Cerebral Cortex (2015) ha analizado los cambios producidos en un grupo de personas mayores tras un entrenamiento cognitivo de 12 semanas. Sandra B. Chapman, de la Universidad de Texas y diversos investigadores de otros centros norteamericanos, valoraron los cambios neurales en los cerebros de los participantes utilizando imágenes de resonancia magnética, así como las posibles mejoras en el rendimiento neuropsicológico en diversos test.
Comparados con un grupo control de participantes que no realizaron el entrenamiento cognitivo, los que sí entrenaron mostraron cambios interesantes. En primer lugar aumentó su flujo sanguíneo cerebral, sobretodo en la red de procesamiento por defecto que se activa cuando no estamos realizando ninguna actividad en concreto. En segundo lugar, también se observó que había mayor conectividad entre esas áreas cerebrales.
En tercer lugar, mejoró la sustancia blanca cerebral en el fascículo uncinado izquierdo, una estructura que une algunas partes del sistema límbico con la corteza orbitofrontal y que se ha relacionado con la memoria verbal. Por último, el rendimiento fue significativamente mejor que antes de entrenar en una tarea de razonamiento en la que había que extraer significados de materiales complejos.
Un hallazgo más en favor de la idea de que la plasticidad cerebral se mantiene incluso en edad avanzada y que, a la vista de los resultados, entrenar el cerebro podría ser una buena forma de enfrentarse a las pérdidas que se asocian al envejecimiento.
Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain