Colaborador santacruceño de los expedicionarios del Granma recuerda aquellos épicos acontecimientos
Santa Cruz del Sur,31 jul.- El origen campesino permanece como historia viva en el rostro del santacruceño José Paz Vega, quien sin imaginarlo se convirtió en colaborador de los expedicionarios del yate Granma cuando vivía y trabaja en la finca El Mijial, ubicada en aquella época en Belíc, perteneciente al actual municipio de Niquero de la provincia de Granma.
El mayor de los trece hermanos conoció por su padre Isidoro Zoilo de que unos presos de la cárcel de Boniato en Santiago de Cuba andaban prófugos por la zona.”El día tres de diciembre de 1956 dos de mis hermanos que andaban por el corral de las gallinas vieron acercarse a un grupo de gente desconocida. Enseguida me avisaron.
Preparé la escopeta que tenía de cartuchos. La puse detrás de la puerta de entrada a la casa.
Alguien desde afuera me pedía que saliera a conversar. Me aseguraba no le pasaría nada a mi familia ni a mí. Mi esposa estaba embarazada. Pensé lo peor. Salí sin la camisa puesta. Supe luego que quien me había llamado era Armando Mestre, uno de los 82 expedicionarios del Yate Granma.
El joven revolucionario llevó al Gallego, como lo llama su familia, ante el jefe. “Le dije como me nombraba. Refirió que a los José le dicen Pepe. Yo no sabía eso. Conocí que estaba hablando con Fidel. El dijo que el campesino Ángel Pérez Rosabal le había señalado la ruta a seguir y por eso había llegado sin tropiezos a mi finca”, refirió.
El líder de los 82 revolucionarios confesó al entrevistado que tenía en plan tomar Niquero. “Ya había conocido por Fidencio Labrada que toda esa área estaba llena de guardias. Momentos antes él había llegado a la casa para continuar hacia el monte a cortar madera. Le aclaré al jefe que ese otro campesino era de confianza. No había por qué preocuparse”, señaló.
Fidel y sus compañeros luego de tomar suficiente agua y alimentarse con miel, yuca, maíz y fricasé de pollo acamparon cerca de colmenar no distante de la morada del amistoso guajiro. Él me enseñó un mapa que traía de la parte de Niquero.Me preguntó el lugar más seguro por dónde transitar para llegar a la Sierra Maestra y si yo le podía servir de guía. Le respondí que sí. No dejó de indagar si mi familia podía correr peligro. Le aseguré que no”.
José llevó a la agotada tropa dirigida por el líder del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) hasta la trocha que iba en dirección a Pilón, sitio cercano a la falda de la Sierra Maestra. “Le expresé a Fidel que la aviación cuando se internaron entre la frondosa arboleda no podría avistarlos. Él me entregó un billete de Mil pesos mejicanos firmado por él que atestiguaba la colaboración dada por mí. Me manifestó que cuando triunfaran podía ir a verlo cuando quisiera. Perdí ese billete cuando los guardias de Batista destruyeron mi casa”, aseguró.
A petición de su progenitor, antes de ser asesinado por fuerzas de la tiranía, al igual que otro hijo suyo por ayudar a los rebeldes. José Paz Vega se trasladó a escondidas para Santa Cruz del Sur con su familia, donde se dedicó hasta jubilarse a la pesca del camarón y la langosta. A la vez desde su condición de miliciano colaboró con la Unidad de Tropas Guardafronteras.