Agradecen santacruceños atención recibida en centro de aislamiento de Camagüey
Santa Cruz del Sur, 31 mar.- “¡Gracias a Dios! estoy bien al igual que mi hermana y mi sobrina”, manifestó con la fe que lo caracteriza y el agradecimiento tenido en cuenta Francisco del Risco Guerra, muy conocido por los apelativos de Porusa o El Negro.
Hace poco los tres regresaron de uno de los centros de aislamiento de Camagüey, organizado en el otrora Instituto Superior Pedagógico, actual sede José Martí de la Universidad Ignacio Agramonte. “Recibimos, afirmó el lugareño, las mejores atenciones del personal de Salud Pública que allí se encuentra”.
Isabel Guillermina, la hermana de del Risco Guerra, puso en sus labios frases de elogio dirigidas a los de las batas blancas. “Fueron muy atentos y cariñosos con nosotros”, refirió.
“Nos tomaban la presión arterial, preguntaban mucho cómo nos sentíamos y si nos encontrábamos bien servidos. Así procedían con los demás que estaban en la misma situación”, agregó emocionada.
El Negro resaltó la calidad de la alimentación y la higiene. “No tenemos queja de ningún tipo” ,aseveró.
Los que por sospecha de COVID-19 debieron ser aislados no olvidan la causa. “A la casa venía un señor a buscar sancocho. No imaginábamos que estaba enfermo de coronavirus. Me puse muy mal cuando el médico de la familia nos manifestó el problema”, comentó Francisco apesadumbrado.
“En ese momento le hablé fuerte a mi hermano. Era mejor irse en el ómnibus puesto a disposición de los posibles contagiados que quedarnos en casa. Esa enfermedad mata. Ambos somos hipertensos y yo soy diabética”. señaló la fémina.
El también entrevistado rememoró el estado de ansiedad mantenido mientras esperaban los resultados del PCR. “Cuando supimos, expresó con lágrimas y triste suspiros, que la prueba había dado negativa le dimos gracias a Dios, a la Virgen de Regla, a los demás santos en los que creemos, a la Revolución Cubana y a los doctores y enfermeros de los cuales nunca nos olvidaremos”.
En la morada de mampostería de color rosado ubicada en La Punta de la comunidad santacruceña de La Playa donde residen los octogenarios Francisco, Isabel Guillermina y la sobrina de ambos, las medidas higiénicas sanitarias se han incrementado para seguir viviendo con salud frente al mar.