La X Bienal de La Habana no dice adiós
Al llegar a su última semana de actividad, tras un mes de exponer el universo audiovisual de América Latina y el Caribe, África y Asia, y de artistas de varias naciones del norte y de Europa, la X Bienal de La Habana no dirá adiós, pues de muchas maneras ha quedado sembrada en Cuba y ha trascendido.
Los desafíos globales del planeta y en particular del Sur, han ocupado el centro de muchas de las propuestas artísticas exhibidas este abril, que también ha rendido homenaje a figuras dadas a conocer en estas propias Bienales y hoy son un hito en el arte visual.
Uno de los principios de la política cultural nuestra es combatir de manera inteligente cualquier concepto elitista del arte y democratizarlo, dijo a la prensa por estos días Abel Prieto, ministro cubano de cultura, tras corroborar que un ejemplo de ese principio es desde su surgimiento la Bienal de La Habana.
Buscando las coordenadas que distinguen esta edición, la número 25, llaman la atención más de un centenar de muestras expositivas, los performance como el ideado por el Premio Nacional de Artes Plásticas Manuel Mendive, así como la participación de los jóvenes estudiantes o egresados recientes.
De manera especial sobresalió el impacto en el público, pues de una inicial incomprensión del arte contemporáneo más actual y su diversidad, pasó a un acercamiento que ha enriquecido la cultura visual de los cubanos, incluidas las obras que tienen a nuevas tecnologías como soporte.
No podemos dejar de mencionar la buena impresión que recibieron los transeúntes, las familias y los más pequeños ante la novedosa manada de elefantes que recorrieron la Ciudad de La Habana.
Igualmente, surtieron un gran impacto las gigantescas cucarachas del artista Roberto Fabelo, ubicadas _cual sobrevivientes_ por los exteriores del Museo de Bellas Artes.
Aún queda en la memoria de los asistentes o de quienes lo vieron por la televisión, el barco del artista chino Cai Quong, que fulguró con su esplendor de fuego en la noche de las empedradas calles de la Habana Vieja.
Quizás demasiadas exposiciones, opinan algunos, mientras otros consideran que falta una mayor presencia de la creación plástica que se gesta en las provincias.
Quien escribe este comentario escuchó el sentir de los estudiantes de las academias de la plástica de varios territorios orientales, sobre la necesidad que sienten de al menos apreciar más de cerca las Bienales de La Habana.
Lo cierto es que nuevos nombres y obras para recordar en un futuro no lejano, ha aportado esta cita; lo cual no deja lugar a dudas del talento que vive y se multiplica en el Tercer Mundo.
Nadie discute que la resistencia, la integración y la identidad, han transitado con arte y sin concesiones de mercado por esta X Bienal de La Habana que no dice adiós. (Por Alina Martínez/Servicio Especial de la AIN).