Miles de aves se refugian en Cuba durante temporada invernal
Decenas de miles de aves de más de 200 especies llegan a Cuba a pasar la temporada invernal. Hace un año, las autoridades del archipiélago antillano presentaron un informe sobre el tema ante la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS).
Cada año, antes de que comience el crudo invierno del norte, en medio de tormentas tropicales o sequías, vientos fuertes o calmos, miles de pájaros atraviesan el océano Atlántico o el Golfo de México para buscar refugio en bosques, costas, manglares y hasta en zonas urbanas de Cuba.
Durante la inmigración otoñal de aves de América del Norte llegan a Cuba cientos de especies, muchas de las cuales invernarán en la isla, mientras que otras, tras un descanso, continuarán su recorrido rumbo al sur, a otras islas del Caribe o del continente americano.
La travesía resulta titánica, pues al seguir las rutas migratorias de la costa este de Canadá y Estados Unidos y del Misisipi, las aves vuelan distancias colosales y muchas pierden la vida, aunque la cifra de las que llegan es significativamente superior al grupo de aves que no lo logra.
Las costas del norte de Cuba son los primeros puntos a los cuales arriban en los cayos del archipiélago Sabana-Camagüey, en el centro-este de Cuba; las penínsulas de Hicacos y Guanahacabibes, en el occidente y Gibara en la zona oriental.
Después de reposar unas horas en estos parajes, muchas especies continúan su recorrido hacia el interior de la isla para asentarse en el sistema montañoso de Sagua-Baracoa, en el extremo este; la cordillera de Guamuhaya, el archipiélago de Sabana-Camagüey y la Ciénaga de Zapata (centro) y la cordillera de Guaniguanico (oeste).
En esos sitios se alimentan y desarrollan al máximo el plumaje para comenzar a finales del invierno, por lo general en marzo, el viaje de retorno hacia sus lugares de origen, donde se reproducen y sacan adelante su progenie para comenzar un nuevo ciclo migratorio.
En el archipiélago cubano se localizan las poblaciones más significativas de algunas aves del Caribe, pues la isla posee grandes extensiones de zonas húmedas y costeras, grupos montañosos y extensas llanuras que propician condiciones favorables para recibir a una alta diversidad de especies.
Se destacan, además, algunos tipos de gavilanes y halcones, explicó la doctora en Ciencias Biológicas, Daysi Rodríguez, miembro del equipo de ornitólogos que trabajan en el Instituto de Ecología y Sistemática (IES) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de Cuba.
La experta aclaró que las especies migratorias conviven con las aves residentes permanentes en Cuba, donde comparten espacio y alimento e intervienen en los procesos ecológicos que garantizan el equilibrio de los ecosistemas.
Las insectívoras, por ejemplo, contribuyen a regular el tamaño de las poblaciones de insectos, al actuar como controladoras de aquellos que son plagas para los cultivos, vectores y reservorios de enfermedades, apuntó Rodríguez.
La mayoría de los hábitats y regiones de alta biodiversidad de la isla forman parte del Sistema Nacional de Areas Protegidas y para las aves en particular son reconocidas 28 Aéreas de Importancia (IBA, por sus siglas en inglés), una práctica internacional para preservar los principales nichos de este tipo a nivel nacional, regional y mundial.
El informe cubano a la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres recoge el esfuerzo de la comunidad científica local para proteger ese patrimonio.
También pone énfasis en la necesidad de incrementar y sistematizar las investigaciones de campo, el monitoreo de las poblaciones de aves en hábitats prioritarios y los planes de educación ambiental a la población, lo cual redundará en beneficio de la conservación de la avifauna.
(Con información de Xinhua)