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Cuba, los orígenes de su flora y fauna (II)

La paleontología o paleobiología son las ciencias que estudian la vida antigua y permiten establecer aquellos organismos que pueden considerarse emparentados con los ecosistemas actuales. Para ello son imprescindibles los restos fósiles existentes en las rocas, como en algunas de las localizadas en la provincia de Pinar del Río, donde se hallan los más antiguos residuos de animales y plantas del territorio nacional.

Esos últimos incluyen plantas que vivieron en el desaparecido continente Pangea, reptiles voladores y dinosaurios que habitaron las costas del primitivo Mar Caribe, hace de 150 a 180 millones de años.

No obstante, ninguno tiene representación en los ecosistemas actuales.

La paleontología también demuestra que en su mayoría, preservada en las rocas cubanas, eran marinas y están extinguidas.

Cerca de la presa Zaza, en Sancti Spíritus, excavaron un yacimiento con piezas desaparecidas, pero quedaron residuos de mamíferos terrestres, entre ellos de monos, perezosos, y jutías, al igual que de agua dulce, con 14 millones de años de supervivencia, de cocodrilos y quelonios.

En los depósitos que aparecen en las cavernas, con 10 mil a 500 años de antigüedad, afloraron un cantidad considerable de búhos gigantes, cóndores, halcones, monos, perezosos, jutías, murciélagos, cocodrilos, tortugas, lagartos, serpientes, insectos y peces de agua de río.

Muchos de ellos ya no existen, pero algunos de sus descendientes se hallan en bosques y lagunas cubanos.

Un fenómeno semejante permite asegurar que, al menos desde hace 20 millones de años, ya había en Cuba animales terrestres emparentados con la fauna de este momento.   

Para que exista una biota terrestre, primero tiene que haber tierra. Parece obvio, pero lo que no es tan sencillo es determinar desde cuándo hay islas emergidas en el Caribe y su grado de interconectividad.

El resultado de las investigaciones paleográficas proponen que los primeros terrenos insulares surgieron hace 140 millones de años, aunque no tuvieron un carácter permanente y desaparecieron en lo sucesivo.

Por el contrario, se ha podido precisar que desde hace 37 a 40 millones de años existen islas que permanecieron a flote hasta la actualidad.

En consecuencia, ninguna biota terrestre antillana tiene sus ancestros en un mismo lugar anterior a esa fecha.

Algunas especies de insectos y las aves migratorias pueden trasladarse volando entre las islas del Caribe y los continentes cercanos, y de ese modo mantienen un intercambio genético estable, como la bijirita.

Un caso especial engloba a moluscos terrestres, insecto cavernícola, peces de agua dulce, anfibios, algunos reptiles y mamíferos de tierra, que no pueden ir con facilidad de un lugar a otro, puesto que no son buenos nadadores.

Tampoco pueden vivir en agua salada o soportar largas exposiciones al sol y el salitre.

Puede pensarse que debieron transportarse a estas islas, preferentemente por terreno firme, pero eso es imposible en las condiciones geográficas de la actualidad.

Los científicos no se han puesto de acuerdo para explicar por qué vías llegaron los primeros anfibios mamíferos y los restantes habitantes de las tierras antillanas.

Lo interesante es que una teoría no excluye a la otra, sino que se complementan. (Por Lino Luben Pérez, AIN)