¡Qué bien hace Miriam el papel de maestra!
A Miriam Martínez Estrada, educadora de Santa Cruz del Sur, durante 37 años de labor magisterial nunca le ha faltado la sonrisa mientras enseña a los pequeños: “Porque nací con esa vocación y la fui desarrollando con gusto”. “Cuando era una niña, jugaba a las casitas como todas las de mi edad, pero siempre terminaba haciendo el papel de maestra”. ¡Y qué bien lo ha hecho en la realidad!
En el primer ciclo de la educación primaria (de primero a cuarto grado) es donde ha ejercitado esta labor que demanda ternura y exigencia personal. “Me satisface darle clases a estos príncipes y princesas en este gran palacio que es el colegio, apreciar su desarrollo en la lectura y la escritura, gracias a la dedicación, tanto de ellos como mía. Para un educador eso resulta reconfortante”.
Junto al contenido va inculcando valores que servirán para toda la vida. A nuestra llegada la jefa del destacamento de los pioneros moncadistas, mandó poner de pie a todos sus compañeritos, en gesto de respeto. Al conteo de tres, los del grado tercero B, pertenecientes a la escuela primaria Fabricio Ojeda, en este territorio santacruceño, dijeron el lema, en el cual las palabras disciplina, tesón y estudio, afirman el objetivo común de ganar la emulación pioneril.
Recibían en ese momento la asignatura Educación Artística. Plumones de todos los colores se deslizaron hábilmente sobre las mesas. La imaginación se dispuso a pintar estrellas, casas, árboles, cielos infinitos y soles encantadores, entre otras cosas.
Miriam le da a la experiencia el valor merecido. “Muchos padres al inicio de cada curso me solicitan ser la educadora de sus hijos. Algo sí es cierto, el tiempo transcurrido siempre da práctica, convertida en criterio valorativo de la verdad y vastos conocimientos. También fui joven. Hay nuevos maestros, saben autoprepararse, día a día imparten bien los contenidos sin improvisar. Julio Antonio Mella lo resumió en una frase inolvidable: ‘Todo tiempo futuro tiene que ser mejor’”.
Comenzó frente a los estudiantes siendo una quinceañera, la mayoría de ellos hoy son hombres y mujeres. “Sin embargo no hubo jamás una falta de respeto, ni dejó de fluir la atenta relación de ambas partes. He logrado en todo este período grandes cosas, la fundamental: ver convertidos a mis exeducandos en médicos, maestros, técnicos en distintas ramas, obreros calificados… están en diversos lugares dando hoy el todo por el todo por la actualización del modelo económico cubano”.
La licenciada en nivel primario, durante las primordiales horas del proceso docente educativo enseña a 23 preciosos discípulos: “Vienen conmigo desde el primer grado. Me imitan, así se forma la vocación, apoyados además, por los círculos de interés”.
No esconde su regocijo cuando habla de sus tres hijos, uno es maestro de Matemática y Computación, el otro estudia Cultura Física, la hembra es obrera en la industria del Combinado Pesquero Algérico Lara Correa. Esta formadora del hombre nuevo también hizo de tal en su propio hogar, ¿el resultado? Tres cubanos de bien, dos de ellos también educadores. (Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)