Con las mujeres de Santa Cruz del Sur se podrá contar siempre
Ana Nápoles Nápoles fue de las primeras jóvenes en el poblado de Santa Martha (hoy Cándido González) en impulsar la Unidad Femenina en territorio de Santa Cruz del Sur. Este fue el primer nombre de la organización a nivel nacional, hasta la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), que hoy celebra su aniversario cincuenta y uno con el mismo fervor del primer día.
¡Felicidades federadas santacruceñas!
Durante 22 años a esta santacruceña le correspondió liderar la FMC en este territorio, lo cual considera fue de mucho provecho para ella, a la vez que se declara como una enamorada de la Federación de Mujeres Cubanas, y manifiesta gran admiración y respeto por las coterráneas que ahora están al frente de la dirección municipal y en la base. También fue miembro del comité municipal del Partido Comunista de Cuba y del secretariado provincial de la FMC.
La visita de Vilma Espín en dos oportunidades las conserva en el sitio sagrado de la memoria. Recuerda a la eterna Presidenta de la histórica organización femenina como elegante, muy dulce, sencilla y humana.
La primera vez vino con Raúl a la inauguración del central azucarero Jesús Suárez Gayol, luego en una segunda ocasión fue a lugares históricos del municipio y se reunió con las mujeres trabajadoras de la industria pesquera y con el secretariado municipal de la Federación. Vilma nunca imponía, su estilo era siempre orientar y sobre todo, sabía escuchar.
Para esta fémina, en Cuba la voluntad para emprender cualquier obra distingue a cada bloque y delegación de federadas. Eso caracteriza también a las mujeres santacruceñas, a las cuales no pega la definición de sexo débil, pues la mujer, al igual que el hombre, siembra caña o coge una mocha para cortarla y mandarla al central, sabe manejar un tractor, cultivar la tierra, engrandecer la obra de la Revolución como técnicas y profesionales, levantar escuelas y hospitales, cumplir misiones internacionalistas y ser dirigentes en cualquier lugar, todo sin descuidar la crianza de los hijos.
Ana no habla de sí misma, a pesar de que le sobran motivos para hacerlo. Mas en ella se percibe todavía la satisfacción por haber aportado humildemente lo que podía a la causa de la plena liberación, de quienes hasta 1959 fueron una clase desposeída y explotada, usadas como objetos y denigradas con frecuencia a la condición de esclavas.
Hoy Ana celebra, sus ojos retoman el brillo de la complicidad orgullosa con la obra de Fidel y Vilma. Sabe que la continuidad está segura y que con las mujeres de Santa Cruz del Sur se podrá contar siempre.(Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)