Heredó brío de combatiente soldado reservista de Santa Cruz del Sur

Félix Santos Valdés González conoció temprano los sorbos agrios de la pobreza. Como sus hermanos, también echó cuerpo entre los ajetreos del campo. Para los guajiros  de Santa Beatríz, zona ubicada en la costa del antiguo central Francisco, actual municipio Amancio Rodríguez de la provincia de Las Tunas, la miseria era su compañera insaparable. Pero la honradez sí no tenía límites.

Ya algo entrado en años, Rafael Valdés Calvo se integró a la columna número 13 Ignacio Agramonte. El joven Félix vio en su padre un ejemplo a seguir.

Por aquel intrincado lugar pasó la tropa del Che. Durante los cuatro días que estuvieron arranchados los rebeldes y su jefe, la madre del entrevistado y otras campesinas más les lavaron los uniformes y cooperaron en la cocción de los alimentos.

Días después la columna 11 Cándido González al mando de Jaime Vega transitó por Santa Beatríz. La historia de los barbudos dejaba su impronta.

Al transcurrir del tiempo, cuando el entrevistado era trabajador de la empresa pecuaria de la localidad, fue seleccionado para formar parte de la compañía de destino especial, de la cual fue jefe de una de sus escuadras.

Junto a tres santacruceños más fue seleccionado para recibir un entrenamiento táctico en la Sierra de Mícara, lomerío enclavado en Mayarí Arriba, perteneciente al municipio oriental Segundo Frente.

Fueron tres meses del año 1985, difíciles de olvidar. Comentó Valdés González que camagüeyanos eran 14, pero había movilizados de otras provincias de la Isla. Los profesores eran vietnamitas; personas afectuosas, sin dejar de ser exigentes en el terreno.

Nos prepararon, sobre todo, en desactivar campos minados para sabotear bases militares enemigas, como ellos lo hicieron junto a su pueblo cuando ese país hermano fue agredido por el ejército de los Estados Unidos.

Todo lo aprendido, incluso a mantenerse varios días sin bañarse para cumplir las misiones orientadas por los jefes de los ojos oblicuos, quedan en las fotos que en blanco y negro ha colocado en una de las paredes de la sala de su casa.

En la muestra personal busca hacerle homenaje a su padres, de quienes heredó el brío de combatiente. Siente Félix Santos el orgullo ser un soldado de la reserva de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT) de esta comarca.