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De un girasol pequeño disfrutaron infantes gracias al Teatro Guiñol de Camagüey

Por Yusarys Benito Deliano/ Radio Cadena Agramonte

“Mamá ahora no puedo, tengo que salvar una ciudad”, dijo el niño cuando asombrado vio frente a él un pequeño girasol, al tiempo que reaccionaba a las tantísimas veces que su madre lo llamó para recibir un nuevo día.

Se levantó cansado, como si hubiese llevado el mundo a sus espaldas toda la noche, y aunque así lo hizo, fue un sueño que le mostró a los infantes que lo acompañaron en su travesía que no en vano corre de boca en boca que ellos son la esperanza del mundo.

La esperanza ante el desinterés, la desidia o el egoísmo de quienes prefieren una vida de lujos, de quienes solo piensan en recibir sin ofrecer nada a cambio, los que prefieren la banalidad y el “bien” como sinónimo de poder y dinero.

Pero allí estaba el poeta, a la espera de los maravillosos colores de un girasol pequeño pero que la naturalidad de sus pétalos, le hacían grande, tanto que de ser plantado por un alma noble salvaría una ciudad, salvaría el mundo de la superficialidad de las lentejuelas, de las avaricias y la inconformidad de los que no entienden de amor.

De eso trata Un girasol pequeño, la obra que presentó Teatro Guiñol de Camagüey este fin de semana, en su sede habitual, para hacer reflexionar a una nueva generación sobre el futuro de la sociedad. (Foto: tomada del Perfil de Fb de Teatro Guiñol de Camagüey)