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Cueva de Pichardo: tesoro natural latinoamericano

Camagüey, 14 mar.- La Cueva de Pichardo, ubicada en el Cerro Limones-Tuabaquey, área protegida perteneciente al municipio de Sierra de Cubitas, posee valiosas pictografías conservadas en un maravilloso paisaje entre salones naturales y árboles que crecen sobre rocas.

Junto al físico y arqueólogo francés Léo Dubal, visitamos ese patrimonio universal por un sendero de tupida vegetación del llamado paso de la trinchera de Martín Castillo, en una ladera meridional de la colina, a 320 metros sobre el nivel del mar, es posible ascender a la gruta que sobresale por su variedad de estalactitas y estalagmitas.

Según el guía de senderos Yudiel Alarcón, la gruta honra la memoria del prestigioso arqueólogo camagüeyano Felipe Pichardo Moya (1892-1957).

La caverna, a unos 30 kilómetros al noroeste de la ciudad de Camagüey, fue utilizada por los aborígenes taínos como sitio ceremonial para adorar a sus dioses, evocar espiritualidad y probablemente para la celebración del calendario solar.

“Los aborígenes no vivían en las cavidades de la Sierra de Cubitas, sino cerca de las costas y se trasladaban a realizar sus rituales, reflejados en pictografías que se encuentran en las paredes de la gruta”, dice el joven.

El investigador francés refirió que conoció de la existencia de la caverna a través de las referencias escritas por Antonio Núñez Jiménez en su libro “Cuba: Dibujos Rupestres”, al tiempo que reconoció el estado de conservación de las pictografías de la Cueva de Pichardo.

“Es sorprendente observarlas, recorrer la galería y acariciar con las manos sus paredes. Es un sueño realizado”, añadió Dubal.

El presidente de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el hombre, en esta provincia, Eduardo Labrada, explica que la cavidad es horizontal y cuenta con dos galerías que se abren en ramal, por lo que desde el punto de vista geomorfológico distingue por ser la que está a mayor altura de las grutas existentes en la provincia de Camagüey.

La Cueva de Pichardo sirvió como centro ceremonial de las comunidades aborígenes de la zona y sus pictografías representan una careta antropomorfa: un Dios mítico que está mirando al sur, en un punto culminante que domina toda la sabana, mientras que Léo opina que, el Behique es el shaman taíno.

Los dibujos rupestres realizados por los aborígenes en la Cueva de Pichardo, fueron los primeros certificados en el siglo XX en Cuba y en el ámbito universal, mucho antes que las conocidas pinturas de la Caverna de Altamira en España.

La reserva ecológica Limones-Tuabaquey en su conjunto, cubre un área de 19, 6 kilómetros cuadrados, de las cuales unas 123 hectáreas se dedican al uso público para mostrar uno de los tesoros naturales más visitados en esta provincia del centro oriente cubano.