[:es]Combatiente santacruceño no titubeó en la Crisis de Octubre [:]

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Abre los brazos, gesticula ampliamente, acentúa cada recuerdo. El joven rebelde de la comunidad Cándido González de este territorio, hace algunos movimientos, parece que va a coger el fusil arcabuz nuevamente para realizar prácticas de tiro con otros muchachos del barrio Confite.

“La patria se defiende sin pensar en los sacrificios, así me enseñaron mis primeros jefes. La libertad jamás se regala, se protege entregando la vida si es preciso”.

Orlando Granja Solís se convirtió en soldado en los primeros años de su juventud. Almacena aún las energías de aquella etapa. “Ha llovido a “burujón puñado” desde aquello pero mis convicciones son las mismas”, reiteró.

Las Milicias Nacionales Revolucionarias tuvieron a otro hombre en sus filas. El interrogado resultó seleccionado jefe de escuadra de la Compañía número dos.

“La mayoría de las veces nos cogía la madrugada poniendo la vista al frente, el pecho arqueado. En cadencia contábamos uno, dos, tres, cuatro para mantenernos marchando con uniformidad”.

Fue imprescindible la adquisición de nuevos conocimientos militares. “La gente aprendió cada uno de los temas teóricos y prácticos impartidos. Entonces se nos informó la próxima misión a cumplir: Subir hacia el Escambray”.

El fuego abierto contra el bandidaje formó trincheras en cada palmo de esas cimas cubanas. Orlando cargó otra vez la mochila y las balas. “Tuvimos varios enfrentamientos. No le dábamos a los contrarrevolucionarios ni a respirar. La guerra  era sin tregua hasta vencerlos”.

Tampoco titubearon los de verde olivo en la Crisis de Octubre. “Estábamos  listos para salvaguardar la Isla socialista de Fidel. Nunca entregaremos la libertad, la independencia ni la dignidad”, expresó Orlando.

 

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