Cemento ecológico en Cuba, un logro de incalculable valor

Santa Clara, 27 jun.- Entre los principales resultados científicos del país en el 2015, destaca el proyecto de desarrollo y producción industrial del cemento de bajo carbono en Cuba, de la autoría del Centro de Investigación y Desarrollo de Estructuras y Materiales (Cidem), perteneciente a la Uni­versidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), el cual, dada su trascendencia, obtuvo uno los Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba, además de merecer Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente por su impacto económico.

Se trata de una iniciativa nacida de la cooperación entre la principal universidad villaclareña, la Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza y un grupo de organizaciones académicas y de desarrollo en la India, lo cual ha permitido alcanzar un logro científico de incalculable valor, teniendo en cuenta la alta demanda de cemento a nivel mundial, destacó el doctor José Fernando Martirena Hernández, director del Cidem.

Explica el prestigioso científico que desde hace varios años el referido grupo viene trabajando en esa inventiva, a partir de la necesidad de incrementar las entregas de cemento, proceso que debía ser acometido con inmediatez, pero desde una perspectiva ecológica, dada la alta contaminación que genera para el medioambiente la producción de ese material por los métodos tradicionales.

Fue así como, tras varios experimentos, se llegó al novedoso resultado, alcanzado a partir de la sustitución de una gran parte del clínquer utilizado en la fabricación del referido polvo, por arcilla calcinada y carbonato de calcio, lo cual reduciría entre un 20-30 % de las emisiones de CO2 a la atmósfera en comparación con otros tipos de cementos, explica el doctor Martirena.

Otro logro que avala la utilidad de la innovación, es que el producto conseguido permite casi duplicar la cantidad de cemento producido por los métodos tradicionales, aclara el científico, quien añade que el LC3, como también se le llama, alcanza propiedades similares o incluso superiores al Portland, y su mezcla puede ser producida de manera muy fácil en las líneas existentes en Cuba y otras regiones del mundo, con el único requerimiento de pequeñas inversiones de capital.

Por su trascendencia, esta innovación ha tenido una extraordinaria acogida a escala mundial, como se evidenció durante la presentación a la comunidad científica el pasado año por parte de la agencia internacional que tiene contratado el proyecto, con base en Bélgica, la cual resaltó el papel de Cuba, país que ocupa un lugar de privilegio a partir del trabajo desarrollado por el Centro de Investigaciones y De­sarrollo de Estructuras y Materiales, destacó Martirena Her­nández.

Tal ha sido la acogida del cemento LC3 que en estos momentos ya está en fase de estudio o de inversión para introducir la tecnología de producción por parte de unas 15 compañías en más de diez países.

UNA OPCIÓN VIABLE PARA CUBA

Ante la creciente demanda de materiales de construcción y la imposibilidad de poder disponer de manera inmediata de las cantidades suficientes de cemento para acometer las múltiples obras estatales y privadas que hoy se levantan por doquier, la única elección factible en el corto plazo sería la producción del cemento de bajo carbono.

Según las reflexiones del director del Cidem, en el actual con­texto de actualización de nuestro modelo de desarrollo económico y social, la producción del LC3 podría ayudar a alcanzar las metas previstas en materia de construcción, preservando además el medioambiente.

Hoy se calcula que las reservas hipotéticas de arcillas con propiedades que les permiten ser usadas en la producción de cemento LC3 en Cuba triplican los estimados iniciales hechos por las autoridades competentes, lo cual resulta un incentivo para acometer la tarea.

En ese sentido, destaca el proyecto de producción industrial del cemento de bajo carbono implementado en nuestro país, donde ya se han construido estructuras usando ese material con resultados muy halagüeños, dijo el especialista, quien recordó como Cuba pudiera ser la primera donde el LC3 sea producido a escala comercial.

Dijo asimismo que hace tres años se realizó una prueba en la fábrica Siguaney, de Sancti Spíritus, donde fueron producidas más de 100 toneladas de cemento a partir de la sustitución de una buena parte del clínquer por una combinación de arcilla calcinada, conocida como Metakaolin, y carbonato de calcio, obteniéndose un producto de muy buena calidad.

Luego de ese ensayo, se sometió el producto obtenido a estudios en laboratorios, además de ser empleado en otros lugares muy agresivos como la cayería norte de Villa Clara, demostrándose que el nuevo cemento es de similar resistencia que el creado por vías normales, y de una firmeza muy superior a la penetración de agentes como los cloruros, los cuales pueden producir daños en la matriz del hormigón.

Adicionalmente, la Industria de Materiales de Construcción de Villa Clara produjo miles de bloques huecos de hormigón utilizando el LC3, también con muy buenos resultados, reconoció el especialista.

De manera paralela, el Cidem trabajó con pequeños productores que asimilaron la tecnología para producir este cemento a escala local, mezclando cemento Portland P35 con desechos de arcilla roja (chamota) y piedra caliza, productos que son triturados en pequeños molinos para producir un cemento del tipo LC3, el cual fue empleado en la construcción de cimientos, pisos de hormigón, producción de bloques y otras aplicaciones no estructurales.

El nuevo cemento ya fue incluido dentro del nomenclador del Grupo Nacional de Producción Local y Venta de Ma­teriales del Micons, y permitirá duplicar su producción a escala local a partir de una disponibilidad mínima del cemento P35.

De igual manera, el Comité Técnico de Normalización No. 22 “Cemento y cal”, evalúa en el presente una propuesta de norma que podría cubrir la producción de este cemento en Cuba.

Como se ha dicho, en la actualización del modelo económico y social cubano, la aplicación de los resultados de la ciencia y la técnica a los diferentes procesos productivos, es decisiva para el desarrollo. En tal sentido, valdría la pena evaluar la posibilidad de generalizar las conclusiones que aporta esta investigación.