Al sur

Ganaderos santacruceños ven en primera fila resultados de eficiencia

La organización adecuada lleva bridas sobre el control eficiente para ganar más escalones en la productividad, es así como la vaquería Cambute, en Santa Cruz del Sur, mantiene una constante entrega a la industria, convirtiéndola en sitio efectivo donde las fórmulas meditadas siempre llevan signos de suma y multiplicación.

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Nunca enlazan “pencos con mataduras”, todo se resuelve en colectivo, lo que deba rectificarse lleva pensamiento polìtico y económico, pues son cumplidores de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido y los lineamientos de la actualización del Modelo, al que aspira la sociedad socialista cubana.

En el anterior calendario sobrecumplieron los indicadores en nacimientos (130) y en la leche, extrayendo 97 mil litros, debido a la cultura conservada en el manejo de la masa, a la que no le falta agua, atención veterinaria, pasto más allá de las nueve caballerías decretadas en esos predios, además de garantizarles caña y king grass.

A Orlando Ortíz Rodríguez, jefe en Cambute, no hay quién le pase gato por liebre en cuestiones relacionadas con la tarea que dirige. “Desde mi llegada a este mundo soy vaquero. Cuando brama una vaca, sin verla, sé cuál es. Cada una de ellas está cercana al ganadero”.

348 animales llevan el linaje Siboney, aportadores por excelencia de leche y carne. Hacia el ordeño llevan ahora 85 vacas, con las condiciones requeridas, que tributan, en lo individual, más de cuatro litros del exquisito líquido blanco, los que suman ya 102 mil 345 litros facturados hacia el sistema fabril. Mientras, los nacimientos alcanzan los 100 terneros.

Esta vaquería, junto a otras cuatro, integra la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) 9 de Noviembre, en Santa Cruz del Sur. “En nuestra área dejamos las crías de las progenitoras consideradas mayores aportadoras. Eso nos da un tremendo resultado”, especifica Ortíz.

Dar seguimiento permanente a este oficio requiere, incluso, no asistir a actividades festivas. “La vigilancia requiere mantener guardianes: esos somos nosotros, custodios activos sobre los bienes del estado, desde donde sale el alimento para el pueblo”, explica el joven montero Osmani Ortíz Brizuela.

Otro elemental objetivo es mantener la salud animal, en esta aseveración coinciden los técnicos veterinarios Armando Blanco Álvarez y Yudalmis Gómez Arca. “No pasa un día sin que se haga la inspección clínica, posibilita determinar si hay algún animal aquejado”, nos dice Blanco.

“Si detectamos mastitis apartamos la vaca, se ordeña a fondo, permitimos al ternero mamar y aplicamos, seguidamente a la res, gentamicina al cinco por ciento o infusión intramamaria durante breves días, incorporándola luego al rutinario ordeño”, refiere Gómez.
Cada quehacer tiene un maestro, y si la experiencia va por las cuatro décadas, entonces los nuevos ordeñadores siguen la voz asesora. Alonso Brizuela Arias conoce al dedillo las mañas a utilizar con las rumiantes que entran a la vaquería durante el doble ordeño.

“Se debe saber llegar al animal. No podemos transmitirle intranquilidad ni estrés. Los engañitos a las vacas van en las manos y gestos del ordeñador. Requiere tratarlas bien; llamarlas por su nombre, también conversar con ellas, pidiéndoles estar quietas durante el ordeño. Cualquiera pudiera, decir: este hombre está ¡desquiciado!, pero quien venga a desempeñar esta tarea, si no lo hace así, mejor no lo intente. Como lo hacemos logramos mucha leche”

En Cambute todo el colectivo defiende el valor del compromiso y la conciencia de la rentabilidad, equivalente a menos gastos, óptimas utilidades económicas, calidad ascendente, cero muertes en la masa, y mayúsculo control en los quehaceres cotidianos, donde el trabajo, espuela cardinal de las satisfacciones, pincha los ijares en las actuales responsabilidades. (Raúl Reyes Rodríguez/ Radio Santa Cruz)