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Una abeja y una mariposa beben las lágrimas de un cocodrilo

Una abeja y una mariposa beben las lágrimas de un cocodrilo
El pasado mes de diciembre, los pasajeros de un barco que navegaba por el río Puerto Viejo de Costa Rica tuvieron la oportunidad de ver algo sorprendente: una mariposa y una abeja bebiendo las lágrimas de un caimán.

El encuentro entre una mariposa Dryas iulia, una abeja Centris sp. y un Caiman crocodiles duró más de quince minutos durante los cuales el reptil permitió plácidamente a los insectos que bebieran directamente de sus ojos.

Carlos de la Rosa, director de la Estación Biológica La Selva de San Pedro (Costa Rica), fotografió el acontecimiento.

Varios insectos, como polillas, mariposas y abejas se alimentan de lágrimas de mamíferos e incluso, en algunos casos, de humanos, fenómeno conocido como lacrifagia,

Sin embargo, está poco documentado cuando se trata de lágrimas de reptiles, aunque en todo caso los insectos parecen ir en busca de nutrientes y minerales, sobre todo sal.

“El sodio y otros micronutrientes son difíciles de encontrar en la naturaleza», comenta de la Rosa. «Las mariposas se alimentan de néctar, que no tiene mucha sal, pero también necesitan ésta para la producción de huevos”.

Para conseguir este mineral, los insectos acuden a lágrimas, dulces, excrementos, orina y sangre.

También suelen buscar minerales en los charcos, un fenómeno que está más documentado que la lagrifagia.

“A menudo se ven mariposas congregadas sobre un charco, bebiendo agua para conseguir sal», explica Jérôme Casas, catedrático de ecología de la Universidad de Tours (Francia). «La sal es usada para fines biológicos o también puede ser transmitida con el esperma como un regalo a la hembra. Es algo valioso”.

De la Rosa afirma que aunque no parece que esta relación suponga un beneficio para el animal que pone las lágrimas, tampoco le perjudica. Según el experto, a algunas especies les molesta menos que a otras.

“Por lo que he podido observar, a los caimanes no les molesta en absoluto. Las tortugas de río, en cambio, son menos tolerantes. Las he visto sacudir la cabeza para espantar a las abejas e incluso saltar al agua para evitarlas”.

Casas cree que los cocodrilos y las tortugas, junto con algunos grandes mamíferos como las vacas, suelen ser “víctima” de este comportamiento más que otros animales debido a su naturaleza tranquila.

Es difícil calcular si se trata de un fenómeno común, aunque hay pruebas documentales que parecen señalar que podría ser más frecuente de lo que se piensa.

¿Es importante este comportamiento en un determinado ecosistema?

“Es una de las grandes preguntas”, afirma de la Rosa. “No sabemos si este tipo de relación es fundamental para la supervivencia de algunas especies. Podría tratarse simplemente de algo ocasional, o, por el contrario ser verdaderamente esencial”.

Para poder ofrecer respuestas, de la Rosa y Casas insisten en la importancia que tiene la investigación sobre el terreno en un ámbito en el que cada vez se utilizan más métodos informáticos.

«La simple observación está en declive. Yo apoyo completamente la tecnología, pero no sustituye al estudio en la naturaleza», afirma de la Rosa.

Una cosa está clara: la expresión lágrimas de cocodrilo tiene en la naturaleza un nuevo significado.

(Tomado de Cubadebate)