Fernando González Llort: refuerzo para la liberación de nuestros héroes

Fernando González Llort: refuerzo para la liberación de nuestros héroesSi una vez el Comandante en Jefe Fidel Castro dijo que el traer a la Patria los restos del Che y sus compañeros caídos en la guerrilla boliviana significaba un refuerzo para seguir en el combate por una sociedad mejor en Cuba, ahora pudiéramos decir que el regreso de Fernando González Llort se inserta en un momento ideal para fortificar la lucha por la liberación de Ramón, Antonio y Gerardo, antiterroristas que aún guardan injusta prisión en cárceles norteamericanas.

No importa que Fernando haya arribado a la isla esposado como un vulgar delincuente, ese es el sistema de los yanquis, enfilado a denigrar al hombre hasta el último instante; pero en este caso no dudamos que ha servido para vigorizar aún más las convicciones de un Héroe, que ha sabido resistir, sin la más mínima claudicación, las crueldades de un régimen carcelario de máximo rigor.

Hace unos años atrás, y sentado en el piso del portal de una casona, que antes de la Revolución regocijaba a un terrateniente en el camagüeyano municipio de Najasa, cuna del himno invasor, conversaba con otro Héroe cubano, Orlando Cardoso Villavicencio, quien inspirado en la postura de Fidel, tras su encierro por los sucesos del Moncada, nunca perdió la fe en la en la justeza de su causa ni en la victoria.

Tras escuchar los razonamientos de ese cubano combatiente internacionalista en Etiopía, hecho prisionero y más tarde confinado en las mazmorras somalíes de Lanta Buur, comprendí más claramente de qué madera están hecho esos hombres al decirme que, “nunca dejó de ser libre, aunque lo recluyeron por más de diez años en una celda somalí, porque su libertad no pudieron ceñirla a cuatro paredes”.

Y así ha pasado con René, Fernando, Ramón, Antonio y Gerardo, cuya dimensión ha traspasado hasta las crueles celdas de castigo, el tenebroso hueco que nunca pudo doblegarlos, para llegar su viril postura a los más recónditos rincones del mundo, desde donde en clara demostración de respeto y admiración, han recibido cartas y mensajes de aliento, que exigen su libertad.

Pero como “todavía queda mucho por hacer para traer a la Isla a Ramón, Antonio y Gerardo” -como bien aseverara Fernando a su arribo a La Habana-, su ejemplo se convierte en inestimable apoyo para ese empeño, que junto al del pueblo cubano y otros muchos del mundo, se incrementará de ahora en lo adelante, en una acción mucho más valedera, con plena convicción de que volverán.

Ahora deben convertirse en ejercicio permanente las palabras de otro gigante de la dignidad, Gerardo Hernández Nordelo, quien en su mensaje de felicitación desde la Prisión Federal de Victorville, en California, expresó a propósito de la excarcelación de su compañero de contienda: “Quienes lo queremos y admiramos, hoy celebramos. Convencidos de que nuestra lucha se refuerza con otro abanderado, le hacemos llegar un fuerte abrazo, y le decimos: ¡Felicidades gigante! ¡Gracias por tu ejemplo!

El más elemental conocimiento de la historia de Cuba demuestra que en todas las épocas han existido hombres y mujeres que con su actuar la han enriquecido, y en esa pléyade se inscriben René y Fernando, como dignos refuerzos para proseguir la lucha por la liberación de los hermanos que aún guardan indigna prisión en Estados Unidos.

Por Pedro Paneque Ruiz/ Radio Cadena Agramonte