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¡Bienvenida la siesta!

¡Bienvenida sea la siesta! Son muchas las personas en diferentes partes del mundo que luego de almorzar sienten un deseo intenso de dormir, por lo que los ojos se les cierran sin resistencia alguna; podemos decir que estamos ante la necesidad de una siesta reparadora, que no es más que es una costumbre muy sana que aporta enormes beneficios al organismo humano.

Según los especialistas se trata de una consecuencia natural del descenso de la sangre después de la comida desde el sistema nervioso al sistema digestivo, lo que provoca una consiguiente somnolencia.

Está comprobado que un sueño breve de 15 a 20 minutos de duración, recostado en un sofá, o silla, u otro tipo de asiento, basta para aliviar tensiones, descansar, despejar la mente, aumentar la capacidad creativa y de razonamiento, y coger fuerzas para el resto del día.

Otros agregan que su efecto reparador combate los radicales libres, previene el envejecimiento y alarga la vida; se nota en las caras que reflejan luminosidad, frescor, optimismo y buen humor. La más recomendable es la que oscila entre los diez minutos y la hora.

No es aconsejable dormir más para no modificar el ritmo del organismo, y alterar de forma negativa el estado de ánimo y el rendimiento. Por otro lado, una siesta larga dificulta el sueño por la noche.

Entre los beneficios de la práctica destacan también: reducir el riesgo de infarto, combatir el estrés, eliminar la fatiga física y mental, aumentar el rendimiento y provocar una sensación de bienestar; en fin, mejora la salud en general, la circulación sanguínea y previene el agobio; además, favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje, a la vez proporciona la facultad de prolongar la jornada de trabajo al poderse resistir sin sueño hasta altas horas de la noche con poco cansancio acumulado; también mejora las capacidades cognitivas, memoria, razonamiento y aprendizaje. Además, favorece el mantenimiento de un peso saludable y ayuda a controlar la presión arterial.

Fuentes consultadas afirman que el hábito está presente en algunas partes de España y Latinoamérica, pero también en China, Taiwán, Filipinas, India, Italia, Grecia, Francia, Oriente Medio y África del Norte.

Si bien las siestas son benéficas para todas las personas, son de especial importancia para los niños de todas las edades. Un estudio reciente demuestra que las siestas impulsan el aprendizaje infantil. Dormir durante pequeños recesos en la escuela mejora la memoria de lo aprendido previamente. Por el contrario, cuando los niños son privados de su siesta, muestran un bajo desempeño, poco interés y una mayor ansiedad.

Por todo ello digamos contentos en cualquier lugar del planeta donde se estile esta costumbre: ¡Bienvenida sea la siesta!

(Teresa Valenzuela García/ Tomado de Radio Rebelde)