Economía

Una alianza con los cuentapropistas, deseo del Banco Popular

La nueva política crediticia, establecida en 2011, es tema de constante estudio en las tres entidades comerciales donde se ha aplicado, comentó en entrevista exclusiva a la AIN, José Alari Martínez, presidente del Banco Popular de Ahorro (BPA).

El llamado Banco de la familia cubana, el de Crédito y Comercio y el Metropolitano, este último solo presente en La Habana, han ido modificando las regulaciones, a partir de las necesidades que afloran al poner en práctica las nuevas medidas.
   
Alari Martínez explica que la tarea consiste en propiciar un mayor acercamiento hacia las fuerzas productivas del sector no estatal, pero sin afectar el riguroso análisis de la factibilidad del negocio.
   
Hasta ahora solo 129 cuentapropistas han tenido el interés de financiar la compra de bienes e insumos, para un mejor desempeño de su actividad, mediante las facilidades permitidas por el BPA, cifra bien reducida en comparación con las decenas de miles de personas que integran la nueva modalidad de empleo.
   
De manera que el número de créditos solicitados por los trabajadores por cuenta propia es menor, en correspondencia con los préstamos a los cubanos que por esfuerzo propio pretenden reparar sus viviendas.
   
Sin embargo, Jorge González García, director de Organización y Procedimiento de esa entidad asegura:
 
“Está montado un procedimiento que responde a los intereses de nuestro Estado, pero al nivel de cualquier forma de financiamiento para pequeñas y medianas empresas de un país desarrollado”.  
   
Además, el BPA ha incorporado una serie de medidas organizativas y estructurales que facilitan la calidad del servicio. Al decir de su presidente, no pretenden sean los únicos elementos a sumar.  
   
Según Alari Martínez, es tarea hace un año estructurar en dos áreas las oficinas de las principales ciudades del país, donde la demanda de los servicios bancarios y de productos financieros resulta superior a otros territorios.  
   
“Un área comercial destinada a las cuentas de ahorro, certificados depósitos, depósitos a plazo fijo, a los temas relacionados con la Ley de la Vivienda y otros servicios bancarios, y un sector de negocio para otorgar los productos financieros. Esto posibilita una mayor facilidad en la atención a esas personas”, acota.  
   
Otro interés del BPA es que en las ciudades donde existan cajeros automáticos los cuentapropistas dispongan de una tarjeta de débito.
   
Así, el titular del instrumento financiero podrá pagar libremente sus impuestos, a partir del dinero que posea en el Banco. Esta medida se pretende probar en la capital, para luego llevarla al resto del país.
   
Por otro lado, flexibilizar las nuevas regulaciones, es misión para los directivos y especialistas del BPA, amparados en el conocimiento de las inquietudes de los trabajadores del sector no estatal.
   
De esta manera, procuran que las tasas de interés de los créditos solicitados sean las mínimas. Además, han simplificado la cantidad de documentos que se requieren, sobre todo en las actividades más sencillas.
   
Martha Gómez Suárez, directora de Banca de Negocios del BPA, enfatiza que el sector no estatal devuelve el dinero resultante de un negocio, no de un salario mensual.
   
“Esto obliga, por mucho que trates de evitarlo, a pedir un poco más de documentos. Nuestro objetivo es financiarlos para que su actividad prospere, no para que después se busquen un problema”, señala.
   
La cuenta corriente era una condición al inicio de carácter obligatorio para quienes solicitaban un crédito al banco, ahora constituye una opción, manteniéndose que los que reciben ingresos anuales iguales o superiores a los 50 mil CUP, sí es una obligación, según lo establecido en el Decreto-Ley No. 289.  
   
Sin embargo, Alari Martínez lo considera una facilidad para los trabajadores por cuenta propia, porque mediante ella los bancos pueden asumir obligaciones a nombre del cliente, como el pago de los impuestos.
   
Los períodos de gracia, un elemento que se incorpora por primera vez a los financiamientos destinados a quienes se inician como TCP,  posibilitan extender hasta un año el comienzo del pago de la deuda contraída.
   
El tiempo estará en dependencia del análisis de riesgo que realice el Comité de Crédito a cada caso particular. Así, las personas pueden desarrollar su negocio y obtener los ingresos suficientes para iniciar la amortización del crédito hasta la total devolución del dinero solicitado al Banco.
   
"Nos estamos preparando, para que las cooperativas no agropecuarias que comienzan a surgir, sean un segmento que podamos captar como clientes”, apunta el presidente del BPA.
   
No obstante los esfuerzos por lograr un acercamiento con la nueva forma de gestión, aún existe un campo de posibilidades por explotar. Jugar un papel importante como asesor financiero de esas personas es una aspiración de cada trabajador de la entidad.(AIN)