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Prosigue el hambre su desandar por el mundo

El hambre prosigue su desandar por el mundo: 870 millones de personas la padecen y no se avizoran soluciones a corto plazo.

José Graziano da Silva, director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés), expresó recientemente en Madrid que las actuaciones a nivel nacional resultan cruciales, y los gobiernos son los principales responsables para garantizar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos.

Tales criterios fueron expresados en reunión de alto nivel celebrada en la capital española a principios de este mes acerca de la visión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre una estrategia contra el hambre en el mundo después de 2015, año en el cual se cumple el plazo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

"La única respuesta efectiva a la inseguridad alimentaria es el compromiso político a nivel nacional, y reforzado a nivel regional y mundial por la comunidad internacional de donantes y las organizaciones internacionales", dijo da Silva.

Cuba libra su batalla en aras de la producción de alimentos y sienta las bases para la autosuficiencia alimenta  con el fin de disminuir las importaciones, dados los elevados precios de los productos.

Ejemplo es la entrega de tierras en usufructo mediante el Decreto Ley 259 en el empeño de que se amplíen las áreas de cultivo en todo el archipiélago.

Según el Director General de la FAO, ya que el mundo produce alimentos suficientes para toda la población, el énfasis debe ponerse en el acceso a éstos y la nutrición adecuada a nivel local. "Necesitamos -indicó- que los sistemas alimentarios sean más eficientes y equitativos".

Paradójicamente, llevar a vías de hecho tal propósito requerirá “de la inversión pública y privada”, expuso da Silva. En el presente más del 70 por ciento de las víctimas del hambre, según estadísticas de la FAO, viven en zonas rurales y millones de personas dependen de la agricultura para obtener alimentos y empleo.

Tales políticas públicas deberán crear oportunidades para los más desfavorecidos, entre ellos los agricultores de subsistencia y a pequeña escala, las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas.

El máximo directivo de la FAO se refirió a los impactos ambientales que podrían desatar políticas erróneas en cuanto al desarrollo agroalimentario.

En cuanto a Cuba, se llevan a cabo rigurosos programas para preservar el medio ambiente, su flora y fauna, así como los suelos, mediante el empleo de técnicas ecológicas protectoras de la tierra.

"El derecho a la alimentación en el contexto de la seguridad alimentaria nacional es ahora una base para discutir políticas aceptadas en todo el mundo", definió Graziano da Silva.

Sin embargo, advirtió, aunque los gobiernos son los primeros responsables en garantizar la alimentación de los pueblos, la economía globalizada impide a los países que puedan actuar solos. (AIN)