Salud pública, un sector muy dañado por el bloqueo yanqui

A pesar de las adversidades del injusto bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene Estados Unidos contra Cuba por más de medio siglo, los indicadores sanitarios en la Isla son comparables con naciones del primer mundo como resultado de la dedicación de los trabajadores del sector de la salud y la voluntad política del Estado.

Tal engendro genocida yanqui afecta de las más variadas formas a la salud pública, no solo por su daño directo en las instituciones sanitarias, sino también por el que se ejerce sobre otras ramas de la economía, la sociedad y el ambiente.
   
Washington mantiene en vigor las leyes, disposiciones y prácticas que sirven de sustento al bloqueo, y refuerza los mecanismos políticos, administrativos y represivos para su instrumentación más eficaz y deliberada.
   
Al amparo de ese abominable cerco, siguen aplicándose sanciones a empresas norteamericanas y europeas por realizar transacciones con Cuba, motivo por el cual los enfermos de la nación antillana no pueden beneficiarse, en muchas ocasiones, de nuevos medios diagnóstico, tecnologías y medicamentos, aunque de ellos dependan sus vidas.
   
Independientemente de que estos fueran producidos o estén disponibles en algún tercer país, las leyes del bloqueo prohíben que Cuba los adquiera si alguno de sus componentes o programas procede de los Estados Unidos.
   
Desde el comienzo de la década de los 60 del siglo pasado hasta abril del año precedente, el costo de esa política hostil estadounidense para la salud se ha estimado en más de dos mil millones de dólares, sin cuantificar las carencias y sufrimientos innecesarios que sus efectos causan a la población.
   
Según informe del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), al que la AIN tuvo acceso, en el período de mayo de 2011 a abril del presente año, el daño se calcula en alrededor de 10 millones de dólares, motivado por el alejamiento de los mercados y los incrementos de los precios en la importación de material gastable e instrumental de uso médico, así como también de medicamentos, reactivos, piezas de repuesto y equipos.      
   
El bloqueo limita la adquisición de insumos y se encarecen los costos pues los proveedores se alejan, demoran las transacciones comerciales y en ocasiones no se consiguen los productos originales deseados y se deben adquirir similares.
   
Se dificulta, además, el acceso a la información científica médica de avanzada; se niegan visas a científicos cubanos para participar en eventos en los Estados Unidos. Igualmente no se autoriza a especialistas estadounidenses y estudiantes a viajar a Cuba, lo cual ha ido en detrimento del intercambio de conocimientos entre ambos pueblos.
   
Disímiles son los ejemplos a citar, pero mientras la Casa Blanca no escucha el reclamo de cese al bloqueo que por 20 años consecutivos se ha planteado en la Asamblea General de la ONU, hay madres cubanas que lloran ante la posibilidad de la muerte del hijo porque quizás no llegue a tiempo el medicamento requerido. (Por Iris de Armas Padrino, AIN)