2018: Empeño de desnuclearización en la RPDC, ante chantajes de EE.UU

Pyongyang, 25 dic.- La desnuclearización en la península de Corea transitó durante 2018 entre los esfuerzos de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y los chantajes y coacciones de EE.UU.

 

En esta región de Asia oriental, como en el mundo, también concluye el año con una creciente espiral de incertidumbre por la inercia en la que se encuentran los diálogos en favor de la desnuclearización entre el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, y el mandatario estadounidense, Donald Trump.

En ese sentido no son pocos quienes en el mundo reconocen que desde muy temprano en 2018 la RPDC se trazó como meta inmediata, el alivio de tensiones en esta zona del mundo, a partir de acciones en ruta hacia la desnuclearización.

A inicios de la primavera pasada fue aplaudida por la comunidad internacional la decisión de Pyongyang de eliminar el polígono de ensayos nucleares ubicado en Punggye-ri.

En la oportunidad Corea del Norte certificó de manera transparente, ante la opinión pública del planeta, la paralización de las pruebas nucleares, el fin de los ensayos de ese tipo de arma y el cese de los quehaceres de montaje de ojivas nucleares en cohetes balísticos de corto, mediano y largo alcances.

Para la aludida fecha este país venció su meta de desarrollo de armas nucleares, con lo que asegurada la integridad de la nación y un golpe de respuesta para su legítima defensa, en caso necesario, según el presidente del Comité de Estado Kim Jong Un.

Igualmente, y como parte de sus acciones de buena fe en torno a la desnuclearización, las autoridades de Corea del Norte también ejecutaron el desmantelamiento de la estructura de traspaso montada sobre raíles en la plataforma de lanzamiento del centro aeroespacial de Sohae o Tongchang-dong, lugar cercano a esta capital y desde donde en 2012 fue lanzado al espacio, con fines pacíficos, su satélite kwangmyongsong-3.

En el sitio aludido fueron realizadas también, en distintos momentos del presente siglo, pruebas para motores de los misiles balísticos locales capaces de portar ojivas nucleares.

Fuera del país, Kim Jong Un firmó con Donald Trump en la capital singapuresa un documento de compromisos de seguridad y de reafirmación de responsabilidad para completar la desnuclearización de la península coreana.

Aquel texto no significó que Corea del Norte refrendara compromisos con la desnuclearización, reconoció el pasado verano el Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.

En ningún momento de 2018 Pyongyang expresó que eliminará la más letal arma defensiva y persuasiva lograda en unos 70 años de construcción del socialismo, refirmó en varios momentos de este año la cancillería de Corea.

Esta idea está subrayada en el texto del comunicado conjunto divulgado por Pyongyang y Seúl en Panmunjom el pasado 27 de abril, tras la reunión entre Kim Jong Un y el mandatario surcoreano Moon Jae-in.

Pese a todo lo anterior, en el año vencido EE.UU. continuó con sus devaneos y la tradicional y fallida política de intimidación y coacción para que este país se desnuclearizara.

Washington insistió y logró ante la ONU y sus aliados dar continuidad y aun más, fortalecer, la política de sanciones internacionales contra la RPDC.

Todo, pese a reclamos de líderes mundiales y organismos y organizaciones internacionales de aflojar o eliminar esas medidas de severo bloqueo en respuesta a las evidentes acciones concretas desarrolladas por Pyongyang como parte de los progresos en sus programa de desnuclearización.

En las cercanías del crepúsculo de 2018 el presidente Donald Trump elevó el tono de coacciones, chantajes e insistencias para que Pyongyang claudique y se desnuclearice, sin que EE.UU. haga lo mismo con sus activos militares en surcorea.

El pasado día 20 la RPDC aseguró categóricamente que la desnuclearización de un solo lado es un espejismo de EE.UU., y reafirmó que no eliminará sus armas nucleares bajo presiones o amenazas de Washington.

Resulta evidente que Kim Jong Un no pretende que su pueblo sea víctima de la barbarie cometida en 2011 por fuerzas multinacionales que EE.UU. comandó para derrocar y asesinar en la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista a Muamar Gadafi.

Debido a que la lección referida resultó muy bien aprendida por Kim Jong Un, Corea del Norte mantiene apego a la voluntad de proteger sus grandes y contundentes espadas defensivas para disuadir cualquier intento enemigo por destruir la unidad nacional alcanzadas en 70 años de duro trabajo de su pueblo.

Para la RPDC desnuclearizarse es poner fin a su programa de desarrollo de armas nucleares y avanzar hasta alcanzar la paz verdadera en toda la Península Coreana, sin acuerdo oficial desde el final de la guerra.

Estados Unidos entiende que desnuclearizar quiere decir deshacerse de las armas nucleares, desmantelarlas y que la RPDC desbarate su planta de uranio.

Desnuclearización completa, absoluta de la RPDC, y verificable e irreversible es lo que Washington exige.

La continuidad de las acciones de buena voluntad por parte de Corea del Norte y una agudización más descarnada de intimidaciones y coacciones de EE.UU. para presionar a la RPDC según los patrones de Washington, deben ser, lamentablemente, tendencias durante 2019.

Al menos, hasta que vuelvan a encontrarse personalmente Kim y Trump, si llega a ocurrir esa segunda cita.

Desnuclearizarse ‘a la americana’ no es una opción que se visualice desde esta capital para 2019, ni en el más lejano horizonte de la RPDC.

Sin embargo, existe la certeza de que en 2019 Corea del Norte continuará su liderazgo y buenas intenciones en todas sus acciones para desnuclearizarse, a pesar de EE.UU.

Por Benito Joaquín Milanés/Enviado especial de Presa Latina en la República Popular Democrática de Corea.