La Madre Tierra y sus hijos de Santa Cruz del Sur

La Madre Tierra y sus hijos de Santa Cruz del Sur En más de 10 caballerías de la amplia sabana que lleva por nombre El Olimpo, bastante cercana a Santa Cruz del Sur, no hay dioses ni milagros, sencillamente hombres y mujeres dispuestos a seguir acabando con el marabú, ahora exento de flores y hojas por el retraso de la primavera. Todavía este arbusto da quehacer, pero a golpes perseverantes de hachas, machetes y mochas, para reducir su población y sembrar alimentos, perderá muy pronto su posición privilegiada.

“Estamos ante el imperativo de hacer producir la tierra, que está ahí, con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor… y de estimular la dura labor que se realiza en medio del calor sofocante”, expresó Raúl durante el acto celebrado en Camagüey en el aniversario 54 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Pero tener todo lo que necesitamos no se resolverá con consignas y aplausos, hay que partir de producir más, con sentido de racionalidad y eficiencia.

En paraíso de abnegación se va convirtiendo El Olimpo, donde los productores, pertenecientes a la CCS Cándido González han ido en mucho de los casos, haciendo residencia permanente, al conseguir crear las condiciones indispensables para criar aves, ganado menor y vacuno. Esperan ansiosos las lluvias, pues dicen algunos: el cielo se encapota y nada. Las semillas aguardan para las primeras siembras, todo depende ahora del comportamiento de la naturaleza en los venideros días.

El marabú no mata

“Cuando escuchamos lo del movimiento de entrega de tierras, le dije a mi esposo los deseos que tenía de pedir una caballería, al llegar a la oficina para hacer todo el papeleo, pedimos otra, las que atenderemos entre los dos”, nos comenta Misleidi Liranza Curra.

En breve tiempo Mario Ruiz Poll y su compañera en la vida, han limpiado unos 200 metros, “parece poco para el que ve todo desde afuera. Esa mata espinosa es dura, tengo las manos desbaratadas, llegaron a ponerse en carne viva.  A esto no se le puede coger miedo, hay que seguir para alante”.

“Nunca había cogido un hacha, me salieron ampollas… se me reventaron, no me atrevía a seguir trabajando así. Mario fue quien me levantó el ánimo, me dijo que volviera a tomar el hacha. En cuanto se me calienta la sangre no siento dolor. Se han desaparecido esas bolsas de sangre. Es como si siempre hubiera tumbado marabú. El pincha, pero no mata, además se puede aprovechar para hacer balizas, postes y carbón”.

En el centro del área liberada ya tienen trazada la casa, no quieren comenzar a construirla hasta tanto no descubran en qué parte de esa zona hay agua. “En cuanto la encontremos vamos a construir un pozo y nos mudaremos para acá, así lograremos adelantar bastante y en menos de un año dejar limpiecitas las dos caballerías, indica Ruiz Poll.

La descendiente de isleños y el pariente cercano de haitianos tienen como objeto social  fomentar la crianza de carneros y chivos, a partir del pie de cría que reciban del estado, para aportar leche y carne.

“Vamos a sembrar de todo para el consumo familiar y cuando haya suficiente le entregaremos al mercado de la comunidad 50 Aniversario”, asevera la Liranza Curra.

Esto no es juego, en ello nos va el futuro y la Madre Tierra es generosa con quienes la riegan con su sudor.

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Santiago Santacruz
Cortesía para Radio Santa Cruz