El lujo, los brujos y el fútbol en Suráfrica

El lujo, los brujos y el fútbol en SuráfricaCiudad del Cabo, Suráfrica, 8 jun .- Viven en hoteles de lujo, los brujos los veneran, hacen cábalas y cada cuatro años desatan una furia colectiva demencial: la Copa Mundial de Fútbol ya entró en la historia de Suráfrica.

Por lo pronto, los temas sensacionalistas apuntan a los jugadores de países poderosos que no escatiman dinero para tomarse el reposo de las jornadas como si fuesen dioses. No andan muy lejos, porque gozan de salarios multimillonarios en muchos casos.

Sin embargo, esta vez la culpa no es ni siquiera de las federaciones nacionales, sino de la ultrapoderosa FIFA, que suministra el financiamiento para la estancia y traslados de los 32 equipos participantes en el torneo que empieza el viernes.

De todas formas, es una fiesta aunque los resplandores que tocan las canchas apunten otra vez a las odiosas asimetrías de este mundo de ricos y pobres. Y como la fiesta dura poco, mejor tomársele a fondo para que la embriaguez transmita al menos alegría.

Aquí en Ciudad del Cabo, para muchos una de las urbes más espectaculares del universo, se aguarda con ansiedad por el comienzo, que será en la noche del viernes con el duelo entre Uruguay y Francia, del grupo A.

Antes lo harán México y Suráfrica, de la misma llave, y es en este choque donde los chamanes y adivinadores andan encontrados. Los africanos, por supuesto, ofrecen poderes y potencialidades a la escuadra local.

Sólo que ya desde las lejanas tierras aztecas y mayas soplan vientos furibundos que vaticinan un apretado éxito de la Tri. Como hay un punto de enganche en la atmósfera manejado por el infinito, tampoco se descarta un empate.

Obviamente, el abrazo es a priori un buen resultado que quita presión a uruguayos y franceses. Los dos técnicos, Oscar Tavarez y Raymond Domenech vociferan que irán en busca de los tres puntos.

Me doy cuenta que uno se contagia con los "guapetones" del fútbol, con tanta palabrería como para escribir libros plagados de alardes, retos y guerra psicológica. Algunos luego recordamos que se trata de un deporte, nada más.

Otros no, porque en el fondo quieren participar en el reparto del pastel, y el pastel es enorme. Para el campeón, una bolsa repleta con nada menos que 25 millones de euros.

Aseguran expertos, y no de balompié por supuesto, que si Les Bleus pasan de octavos de final, comercios y restaurantes pudiera llegar a ganar mil millones de euros. Así que a animarse chicos, que algo les tocará.

Finalmente, España está en crisis pero por cada victoria, 600 mil euros a repartir en el elenco. Francia, pues la bagatela de 490 mil. Uf.  (PL)