El eco de los Mártires de Pino Tres

Santa Cruz del Sur,  25 sep .- El Mausoleo establecido en la comunidad rural Pino Tres, del poblado Haití en Santa Cruz del Sur, guarda la historia y los restos de los rebeldes caídos en la cobarde emboscada perpetrada por las fuerzas de la tiranía a la Columna 11, que tenía como misión, asignada por Fidel, bajar de la Sierra Maestra a los llanos camagüeyanos y continuar liberando territorios en el occidente cubano, empresa precedida por las tropas al mando de los Comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara.

 

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“Con el fin de crear un frente en la provincia de Camagüey se constituye la citada columna insurrecta, en el mes de agosto de 1958. Al formarse la fuerza en el campamento de Santo Domingo por el Comandante en Jefe, éste le anunció que llevaría el nombre de uno de sus compañeros: “Cándido González”, intachable revolucionario, abatido en lucha directa con el enemigo”, explicó Mayelín Martínez Rodríguez, responsable del monumento.

La jefatura la componían el Capitán Jaime Vega, el auditor Luis Biosca y los jefes de pelotones Capitanes Roberto León y José Manuel Hernández. Al salir del entorno montañoso oriental, el 8 de septiembre de ese propio año, la 11 estaba compuesta por 65 hombres.

“Caminan por terrenos llanos donde era escasa la vegetación. Las lluvias en ocasiones hacían intransitable la marcha. Días posteriores, tomando las medidas necesarias, cruzan la carretera que da acceso a Bayamo y Manzanillo. Luego en pequeños grupos atraviesan, encima de una chalupa, el profundo río Cauto”, acota.

A mediados de ese mes se les incorpora la tropa de José Botello, ampliándose la “Cándido González” en 160 guerrilleros, proporcionándole mayor fortaleza. El 22 pisan terreno perteneciente a Camagüey, siendo cautelosos para evitar ser sorprendidos.

En la madrugada del 27 de septiembre caen en la herradura de la muerte, organizada por la infame tiranía en Pino Tres. Un delator pone sobre aviso al ejército, sometido a las órdenes del dictador Fulgencio Batista. 22 valientes mueren en la vil sorpresa.

Otros 11 son capturados heridos. Les prestan los primeros auxilios médicos en el pequeño hospital de Haití. La orden enemiga es trasladarlos en un camión hacia La Ciudad de los Tinajones para atenderlos mejor. “Transcurridos pocos kilómetros se detiene el vehículo en el lugar nombrado La Caobita, donde son masacrados”, puntualiza la Martínez.

Hacia ese lugar donde descansan los 33 cubanos que dieron lo más sagrado, la vida, van los pioneros, estudiantes, trabajadores y pueblo en general a recordarlos en presente triunfante.

En la pequeña comunidad Pino Tres, la escuela primaria con sistema multigrado lleva el nombre de “Horacio Cobiella Domínguez”. Seis niñas saben sus sueños y por qué murió tras las dentelladas de los letales proyectiles. “Derramó su sangre en esa cobarde zancadilla junto a otros compañeros. Lo que soñó se hizo realidad. Al triunfar la Revolución los niños pudimos estudiar”, consideró emocionada Daniela Cabrera Martín, alumna de segundo grado.

“La maestra nos trae a este simbólico sitio con frecuencia. Mucha es la historia de sacrificio aquí recogida. Nosotros defenderemos siempre el ideal por el cual ellos lucharon, sin perder el aliento”, afirma Lubeisi Padrón Rivero, la única escolar de cuarto grado en ese plantel.

En el consultorio número cinco la doctora y la enfermera del programa familiar atienden 282 pacientes de las comunidades Pino Uno, Dos, Tres y Cuatro, Trinidad y el Sao. “Debíamos atender 500 personas, sin embargo, la Salud Pública cumple lo expuesto por Fidel en el programa del Moncada, llevar la atención médica a los lugares más apartados, sin importar el número de vecinos”, nos dice la galeno Nayanis Morales Broceta.

La patología más común en los adultos es la hipertensión arterial. Además le dan consultas a seis lactantes y un recién nacido, los que no presentan padecimiento alguno hasta el momento.

El próximo domingo se cumplirá el aniversario 57 de este acontecimiento. Volverán los santacruceños a rendirle homenaje a los mártires de Pino Tres en el acto provincial que cada año allí tiene lugar con la presencia de sobrevivientes del hecho, miembros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), representantes de organizaciones de masas y políticas, vecinos de la citada comunidad y residentes en el poblado Haití.

Los rostros ensangrentados de los caídos en el combate toman una gran parte del pulcro mural. Al final del extremo derecho, los brazos de los gloriosos difuntos siguen alzando los fusiles. Desde la obra escultórica irrumpe el eco revolucionario de esos mártires de la Patria.