Al sur

Labor manual que enaltece emociones de artesana santacruceña

Labor manual que enaltece emociones de artesana santacruceñaEl oficio que por muchos años realizó Rita Rabí Rabí, por razón martiana, se convirtió en arte, convirtiéndose en una reconocida fémina de la creación manual en Santa Cruz del Sur, quien comenzó secando las pencas de guano en el taller Clodomira Acosta, perteneciente a la Empresa Municipal de Industrias Locales.

“Me llamó la atención esa fibra desde el momento en que mi esposo la empleaba para hacer escobas. Cuando comencé la vida laboral fui entregándole el aliento, pues hasta para secar el guano se requiere tener un espíritu natural, sano. Quien desdeñe ese quehacer mejor que no lo haga. En todos mis embarazos jamás dejé una penca sin coger el sol requerido”.

Querer imitar la condujo a cambiar su labor. “Quise ser tejedora. Una cosa es desde afuera y otra dentro, pero todas las indicaciones técnicas que me daban las captaba rápido, desde el brote de cada pieza hasta el remate”.

Se trata de saber separar las ebras una a una, posteriormente se va conformando la base de la pieza a ejecutar ya sea del guano largo o corto. Puede ser un sombrero, una jaba, cesta, estera, soga, colador… etc. “Cualquier cosa hecha a base del yarey queda fuerte, si se ejecuta cómo se debe”, afirma la Rabí.

Hace tres décadas fue seleccionada junto a otras 18 homólogas, residentes en distintas provincias del país para establecerse en Bulgaria durante medio año, a fin de adquirir experiencias.

“Durante los primeros meses sí necesitamos intérpretes, luego no. Aunque usted no lo crea nos llegamos a comunicar bien. Para las mujeres cubanas nada es engorroso”.

“Allá no existe el yarey. Las tareas que ejecutamos para aumentar nuestros conocimientos y habilidades eran con el macío, aunque muy diferente al que existe en esta Isla. En Bulgaria esa planta tifácea es parecida a la caña de azúcar, tiene tanto brillo que parece barnizada.

Cestas, bolsos y atrayentes jabitas llevaron las destrezas cubanas. “Aunque yo prefería el yarey. De pasada, en la calle, vi a una señora llevando un bolso todo de yarey, eran los mismos confeccionados por esa época en Cuba… sentí tanta felicidad…”

Anécdotas e interrogantes alientan el diálogo. Rita mira al reportero, dando las respuestas necesarias sin dejar de tejer con perfecta exactitud. “Pregunte todo lo que quiera, yo le respondo, usted escriba. Cuando inicio a enramar no paro hasta el final. Debo terminar esta otra jabita”.

Es un brotar de sentir y decir, emociones personales expresadas en una fuerza eterna. “Hasta el polvito del yarey consigue animarme; además siento mucha más satisfacción: mis hijos y nietos son mis leales alumnos”.

Hace breve periodo está integrada al proyecto comunitario local Con mis propias manos, al cual se han unido otros artesanos de ambos sexos dedicados al bordado y tallado de la madera. (Raúl Reyes Rodríguez/ Radio Santa Cruz)