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A las puertas de la temporada ciclónica 2009

A las puertas de la temporada ciclónica 2009Aún con las heridas abiertas en Cuba por los huracanes Gustav, Ike y Paloma se inicia en el Océano Atlántico, el Golfo de México y el Mar Caribe la temporada ciclónica 2009, durante la cual de nueve a 14 meteoros agitarán mares, batirán aires y anegarán suelos.
   
Entre el primero de junio y el 30 de noviembre se enmarca el peligroso espacio de tiempo en que radares, aviones y satélites siguen las condiciones del tiempo en busca de señales.
   
Esta vez  los ciclones que transiten por el circuito atlántico-carbeño se nombrarán, por su secuencia alfabética, Ana, Bill, Claudette, Danny, Erika, Fred, Grace, Henri, Ina, Joaquín, Kate, Larry, Mindy, Nicolás, Odette, Peter, Rose, Sam, Teresa, Víctor y Wanda.
   
Tres apelativos jamás repetirán en la lista: Gustav, Ike y Paloma, por las grandes calamidades humanas que provocaron en el área geográfica donde se inserta Cuba, en la cual destruyeron miles de viviendas, dañaron unas 114 mil hectáreas agrícolas y provocaron pérdidas económicas por 10 mil millones de dólares.
   
Anteriormente se retiraron Flora, Camille, Andrew, Mitch y Katrina.
   
Meteorólogos cubanos estiman que durante el 2009 la actividad ciclónica disminuirá en intensidad respecto a 2008, pero indican la posibilidad de que alguno de los entre cuatro y siete huracanes pronosticados para la temporada, afecte a la Isla.
   
Esa perspectiva exige preparación y alerta para proteger vidas, prevenir ydisminuir daños que mucho se hicieron sentir el pasado año en regiones como Pinar del Río, Isla de la Juventud, Gibara  (Holguín), o Baracoa (Guantánamo), por solo mencionar cuatro zonas.
   
Un ciclón tropical es un gigantesco remolino de ciento de miles de kilómetros cuadrados que se forma por bajas presiones atmosféricas generalmente en zonas marítimas cálidas (26 grados Celsius o más) en cuyo derredor giran los vientos en contra de las manecillas del reloj (Hemisferio Norte) y a favor de aquéllas en el Hemisferio Sur.
   
Cuando las condiciones oceánicas y atmosféricas les son favorables, la baja tropical puede evolucionar hasta convertirse en huracán, tras registrar vientos superiores a los 117 kilómetros por hora.
   
La escala Saffir-Simpson es la que permite clasificar los meteoros a partir de la velocidad de sus vientos: categoría Uno, entre 118 y 153 kilómetros por hora; Dos (154-177), Tres (178-209), Cuatro (210-249) y Cinco (más de 249 kilómetros por hora).
   
Los pueblos mayas usaban la palabra hurakán para designar al Dios que según creían esparció su aliento sobre caóticas aguas durante la creación de la Tierra, de donde se estima deriva el vocablo que genéricamente designa al destructor fenómeno meteorológico.
   
El nombre propio de cada evento se remonta a siglos atrás, cuando se le bautizaba con el patronímico del Santo correspondiente en el Santoral al día en que batían zonas específicas.
   
En la primera mitad del pasado siglo meteorólogos militares los enumeraban y a partir de 1953 se les bautizó con apelativos de mujer. Desde 1978 las tormentas del Pacífico se designaron con nombres de ambos sexos y un año después también las del Atlántico, cuando la Organización Meteorológica Mundial usó sustantivos comunes a los idiomas Inglés, Español y Francés.
   
Son seis las listas para mencionar las tormentas tropicales, cada una con 23 apelativos desde la letra A hasta la W y se retiran definitivamente de ellas a los sobremanera devastadores como los mencionados anteriormente.