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Tristezas del 11 de Septiembre

Tristezas del 11 de SeptiembreHace una década las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York estuvieron en pie, majestuosas, por última vez. Su derrumbe por el impacto que sufrieron con la colisión de dos aviones de pasajeros secuestrados por terroristas, fue el pretexto para empezar una cruzada contra este flagelo que aún hoy, y a pesar de guerras costosas en dinero y abundantes en víctimas, sigue con buena salud.

Mucho se ha especulado acerca de este hecho, que suscita todavía el análisis de expertos de varias naciones, que coinciden en asegurar que fue una autoagresión para desatar la Debacles en el mundo, sobre todo en aquellas regiones donde el petróleo abunda.

Nada que no haya ocurrido en preludios de anteriores conflictos internacionales, recuérdense ambas Guerras Mundiales, amén de otras escaramuzas regionales, todas con excusas prefabricadas por los adoradores del dios Marte con fines de rapiña.

El pueblo norteamericano fue el gran perdedor de este día, aportó la mayoría de los muertos y comenzó a vivir una pesadilla en nombre de ganar en seguridad, para evitar sucesos similares. Pesadilla que se multiplicó en otros países europeos, pues todos se sienten “amenazados” por extremistas de origen árabe y creyentes en Alá, el dios de los musulmanes.

El caso es que nada se ha resuelto, a no ser inmolar más personas inocentes, sobre todo civiles, abocados al dolor y la muerte que genera la carrera belicista de la OTAN y su cabecilla principal, Estados Unidos.

Tampoco es despreciable el daño que ocasionan al medio ambiente de los países donde se utiliza armamento de última generación, con suficiente cantidad de uranio y otras sustancias nocivas que dejan secuelas por largo tiempo en la población local y hasta en los propios soldados interventores que manipulan estas armas.

Hoy es un día triste para los familiares de los que murieron el 11 de Septiembre de 2001 y también para todos aquellos que en cualquier país hayan sido objeto del terrorismo.

Hoy es un día triste para los chilenos, que en 1973 sufrieron la pérdida de Salvador Allende, su presidente legítimamente electo, a manos de una dictadura golpista, inicio de un período de terror que se ensañó en la juventud partidaria de un mundo mejor, y asesinó o hizo desaparecer a miles de chilenos, uruguayos, argentinos y ciudadanos de otras naciones latinoamericanas, cuyas consecuencias perduran en nuestros días.

Hoy es un día triste, para recordar y reflexionar que la violencia no es el camino. La intolerancia, el egoísmo, la avaricia inconmensurable y el odio por cualquier motivo, son el caldo de cultivo para desgastar a la humanidad en luchas estériles de las cuales todos salimos perdedores.

En este planeta azul hay bienes materiales para todos, solo hay que saberlos compartir como hermanos, así no habrá que volver a empezar desde las cavernas. En nuestro presente tenemos que plantar lo que cosecharemos, o cosecharán otros, en el futuro. Si hoy sembramos bombas mañana no recogeremos rosas. (Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)