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Conmemoran en Cuba 151 años del inicio de la Guerra Grande

La Habana, 10 oct.- Los cubanos conmemoran hoy el 151 aniversario del inicio de la Guerra de los Diez Años, una contienda librada para romper las cadenas del yugo español.

 

La Guerra Grande como también es conocida en la historia comenzó el 10 de octubre de 1868 bajo la dirección del abogado Carlos Manuel de Céspedes con el apoyo de un grupo de patriotas.

Céspedes ?quien liberó ese mismo día a sus esclavos en el ingenio Demajagua – atacó al día siguiente un caserío en la localidad de Yara, de allí toma su nombre esta revolución, también recordada como el Grito de Yara.

Nadie ignora que España gobierna la isla con un brazo de hierro ensangrentado, afirmó Céspedes entonces.

‘La tiene privada del derecho de reunión, como no sea bajo la presidencia de un jefe militar -agregó-; no puede pedir el remedio a sus males, sin que se le trate como rebelde, y no se le concede otro recurso que callar y obedecer’.

‘No nos extravían rencores, no nos halagan ambiciones, sólo queremos ser libres e iguales’, aseguró Céspedes.

La insurrección se extendió a través de toda la zona oriental del país y varios grupos se reunieron en diferentes partes de la isla para respaldar el llamado de Céspedes, bautizado aquí como el Padre de la Patria.

Los terratenientes de la zona occidental no estaban arruinados como los del Oriente, de ahí que muchos tuvieron un papel reaccionario en la campaña independentista, al pensar que la guerra afectaría sus intereses económicos.

Entre las causas que dieron origen al conflicto hispano-cubano estuvieron la prohibición de formar partidos políticos, la negativa de España de que los nacidos en esta isla ocuparan cargos públicos y estos no pudieran reunirse, como no fuera bajo la supervisión de un jefe militar español.

Desde el punto de vista económico, existía la esclavitud, que además de ser cruel era un freno para el desarrollo económico de la isla, pues en esos momentos se hacia imprescindible el uso de los obreros calificados.

La región occidental era más desarrollada, tenía más esclavos, mayor producción y más facilidades de comercio que la zona oriental. Esto hizo que muchos hacendados orientales se arruinaran.

España imponía altos impuestos y tributos a su antojo, sostenía un rígido control comercial que afectaba enormemente la economía nacional y utilizaba los fondos extraídos de la isla para asuntos completamente ajenos al interés de los criollos como financiar guerras en este continente.

Existía una consciencia de la necesidad de introducir el trabajo asalariado como única vía para hacer avanzar la industria azucarera, y esto nunca se lograría bajo el dominio español.

En lo social la mayor de las Antillas vivía una marcada división de clases, prejuicios raciales, falta de libertad de prensa, y los esclavos, campesinos, pequeños productores, negros y mulatos libres y otros sectores eran sometidos a una doble explotación, por funcionarios españoles y terratenientes criollos.

Figuras relevantes emergieron a lo largo de una década de luchas, entre ellas, Ignacio Agramonte, muerto en 1873, y Antonio Maceo y el dominicano Máximo Gómez, quienes también aportarían sus decisivos esfuerzos a la guerra de 1895.

La Guerra de los Diez Años no tuvo un final feliz, influyó en ello un incontrolable caudillismo y regionalismo desatado entre los cubanos que hicieron fracasar la unidad y por ende, los esfuerzos por alcanzar la independencia de España. (Prensa Latina)