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Vinculan embarazo tardío con riesgo cardiovascular

Washington, 3 oct .-El embarazo después de los 35 años de edad puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular tanto en las mujeres como en sus hijos, en especial los varones más propensos a estos padecimientos, aseguraron investigadores canadienses.

 

El vínculo fue demostrado por científicos de la canadiense Universidad de Alberta durante la Conferencia de la Sociedad Americana de Fisiología sobre Enfermedades Cardiovasculares, Renales y Metabólicas que se celebra en Knoxville, Estados Unidos.

Para la investigación experimentaron en ratas de edad materna avanzada, divididas en grupos de nunca embarazada, posparto y pérdida de embarazo.

El conjunto de pérdida de embarazo tenía menos ensanchamiento de los vasos sanguíneos en comparación con los grupos que nunca estuvieron embarazadas o que habían dado a luz recientemente, mientras que el de posparto redujo la vasodilatación en las arterias de los intestinos.

Según los especialistas, en algunos casos una menor vasodilatación puede conducir a una disminución de la salud vascular, lo cual evidencia los mecanismos que pueden llevar a empeorar los resultados de una edad materna avanzada, incluida la interrupción temprana del embarazo y la disfunción cardiovascular de la vida posterior.

Igualmente, hallaron que los machos nacidos en el grupo de postparto presentaron una alteración en la función del revestimiento de los vasos sanguíneos y factores de riesgo cardiacos asociados con el flujo de sangre interrumpido.

Al tener en cuenta la creciente tendencia internacional a retrasar el embarazo, los expertos aseguran que este estudio tiene importantes implicaciones para la población y la atención médica, e ilustran la gestación como una ventana de oportunidad para evaluar la salud cardiovascular de las futuras madres y su prole.

Como base en el estudio se utilizaron investigaciones previas, las cuales demostraron que el embarazo después de los 35 años eleva el riesgo de deterioro de la función de los vasos sanguíneos y reduce el flujo sanguíneo a la placenta.

Este trabajo canadiense asegura que dichos problemas ponen en peligro el crecimiento y la salud general del feto y pueden contribuir a la enfermedad cardiaca más adelante en la vida de la mujer embarazada.(PL)