Sobran razones para un 26 de Julio

Sobran razones para la alegría, que justifican por siempre la sangre derramada el 26 de julio de 1953 por la Generación del Centenario, hace 67 años, que en clarinada libertaria retomó el sendero independentista cubano comenzado en La Demajagua el 10 de octubre de 1868.

Con los ataques a los cuarteles de la tiranía batistiana en Bayamo y Santiago de Cuba la mañana de la Santa Ana, reinició  la lucha para la definitiva independencia del país, dirigida por Fidel Castro, y conquistada tras fecunda prisión, el desembarco del Granma y las batallas de la montaña y el llano, con decisivo apoyo del pueblo.

Sobran razones para la alegría en esta jornada del 26 de julio, pues en firme andar hacia la centuria de esa acción estamos aquí la inmensa mayoría de los cubanos, enfrentando no pocas amenazas y agresiones de aquellos que con su apoyo al régimen dictatorial, sustentaron el baño de sangre tras la heroica acción moncadista y bayamesa.

Pero el 26 de julio de los revolucionarios cubanos de estos tiempos, está en cada una de las tareas que emprendemos para hacer frente a un recrudecido bloqueo yanqui a Cuba, donde las actuales generaciones se fortalecen con el heroísmo de nuestros mártires, las enseñanzas de los más viejos, y la siempre presente y oportuna  savia fidelista, marcando el camino.

El ejemplo y preceptos del 26 de julio constituyen permanente aliciente para continuar la obra, como lo ha demostrado el enfrentamiento a la pandemia con una salud pública de Revolución Socialista, contenida en el Programa del Moncada, que ha añadido al deber de preservar la salud de los cubanos la ayuda solidaria a otros pueblos.

Hay plena confianza en salir adelante. La dirección cubana actual, con el Partido Comunista de Cuba al frente, marca el desempeño, para en estratégica e inteligente operación avancemos, cuando los “frijoles”, como indicara Raúl Castro, “son más importantes que los cañones”, aunque no nos descuidamos en materia defensiva.

El presidente Miguel Díaz-Canel ha sabido ganarse la voluntad determinantemente mayoritaria, para en un propósito bien delineado y pensado desafiar la crisis mundial ocasionada por la Covid-19, y en el caso de Cuba agudizada por el apretón de rosca al cerco impuesto por la actual dirigencia estadounidense; ello se deja sentir, aunque no nos pone de rodillas, todo lo contrario.

Todo está previsto, cuando cobra  excepcional eficacia la idea del autor intelectual del Moncada de “plan contra plan”, instrucción martiana para derrotar la política del bloqueo, enfrentar la crisis global y multidimensional que el neoliberalismo y la pandemia han exacerbado, y aplicar ciencia e innovación a los procesos productivos y dinámicas sociales para reforzar el desarrollo.

Se aplican estrategias y variantes para los tiempos que corren y los que están por venir, aunque algunas marcan diferencias sociales, pero a fin de cuentas, sus dividendos se encaminan a satisfacer necesidades y servicios que por derecho de Revolución tenemos los cubanos, sin importar tendencia política, religiosa o color de la piel.

Tal proceder propiciará legitimar y afianzar el ideal socialista como único camino hasta ahora conocido hacia la prosperidad con justicia social, materialización de los acuerdos del congreso del Partido Comunista de Cuba, enriquecido con los aportes a sus lineamientos, emanados del debate popular.

No se colmarán hoy las plazas cubanas con multitudinaria presencia de pueblo a tenor con las medidas higiénico-sanitarias para evitar el contagio del SARS-Cov-2, pero lo haremos de manera virtual, a través de las redes sociales, para decir al mundo que hubo un 26 de Julio génesis de una Revolución; que de un país mayoritariamente analfabeto hace 67 años hoy muestra un pueblo con nivel de grado 12 como promedio, equivalente a bachillerato; con seguridad de continuidad de estudios gratuitos hasta la Universidad y pleno dominio de las tecnologías informáticas.

Chillan y agonizan de rabia e impotencia los “tanques pensantes yanquis”  sus cipayos de adentro y de afuera y cuanto engendro contra la  Revolución  existe, porque se saben derrotados, en su vano empeño de destruir el proceso social más inclusivo que existe en el mundo actual, y cuando la impronta fidelista del 26 de Julio nos alienta con todo vigor, en la convicción de que sí se pudo, sí se puede y sí se podrá(Foto: Archivo)