Santacruceños dicen NO a la farsa y a la injerencia estadounidense

Diciembre 2020.- Desde Santa Cruz del Sur han estado atentos a las noticias que colmaron estos últimos días sobre la farsa que armó un grupo reducido de personas en un barrio de La Habana, relacionadas con el mal llamado Movimiento de San Isidro, referido a varios autotitulados artistas que supuestamente hacían una huelga de hambre en reclamo de absurdas demandas, abogando también por la libertad de un individuo que desacató las leyes del país.

Se repite el mismo guion probado en otras naciones donde se arman estos grupitos de vulgares antisociales con el fin de crear un espejismo de movimiento social para querer dar la impresión de que toda una generación está en desacuerdo con el sistema, con la política y la sociedad que se construyen en el país.

Nada más lejos de la verdad. Los ejemplos sobran. Fue la juventud de hoy la que llevó la bandera en la lucha y enfrentamiento contra la Covid-19, los jóvenes galenos en las zonas rojas, de extremo peligro para sus vidas, los que dejaron las aulas universitarias y participaron en los pesquisajes, en el apoyo a cualquier tarea frente a la pandemia.

Los que cumplieron misión internacionalista en otras naciones. Los que participaron en la salvaguarda de la ciudadanía, en la preservación del orden público, en el apoyo a la atención al adulto mayor, en la construcción de viviendas afectadas por los diversos meteoros, en la producción de alimentos, y muchas más tareas.

El mal llamado Movimiento San Isidro no es más que otro mecanismo de la contrarrevolución del exilio e interna, del imperialismo queriendo socavar el proceso social cubano, para desestabilizar la tranquilidad de la ciudadanía y así justificar sus actos anticubanos y antipopulares.

Los medios de comunicación cubanos lo demostraron ya con pruebas fehacientes. ¿En realidad, quiénes son los miembros del llamado Movimiento San Isidro? Un grupo de individuos que para no trabajar hacen lo que sea por obtener dinero fácil, aunque estas acciones sean en contra de su país.

No son patriotas ni piensan diferente quienes reciben dinero de los enemigos históricos de su nación, de su Patria. Esos son mercenarios. ¿Qué quieren? En buen cubano: molestar, llamar la atención parar salirse con la suya. Pero no podrán. Estos apóstatas ya están desenmascarados.

Recordemos a esos las palabras de Fidel: “¡Los contrarrevolucionarios no tendrán aquí ninguna tribuna. Los contrarrevolucionarios no tendrán aquí ningún derecho a hacer campañas contra la Revolución!”.