Santacruceños, confiados y seguros, rumbo al futuro


Santa Cruz del Sur, 18 sep .- En los brazos, o de manos de los progenitores, entran los pequeños por la misma puerta que se abre tras la salida de los tempranos rayos solares. El círculo infantil Flores de la Caña del poblado Haití, perteneciente a Santa Cruz del Sur tiene a su cargo la formación de 62 infantes del segundo al quinto ciclo de vida, entre las edades de uno a cinco años.

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La relación educación-desarrollo constituye en la institución elementos esenciales para el desarrollo integral de los que se educan para la enseñanza escolar y la vida futura. Ellos son la esperanza del mundo, formuló José Martí. Por eso van implícitas en la labor de estos centros cubanos las exigencias necesarias, transmisoras de los mejores conocimientos a los que saben querer, sinceros intereses, valores y formas de favorecer las relaciones humanas.

“Mantener el ordenamiento y las disposiciones establecidas ayuda a que todo el proceso, en conjunto con el programa de actividades, pueda funcionar correctamente. Si todo se hace como está orientado se alcanzan los objetivos deseados sin descartar la presencia de la familia, base importante en cualquier sociedad”, enunció Marcia La Rosa Fuente, la directora.

Las tareas docentes son acometidas por 21 educadoras, mientras que 13 se ocupan de otros quehaceres, aunque todos siembran cada día en su alma las semillas del mejoramiento humano, convirtiéndose en venerables ejemplos.

Cuando las educadoras les preguntan a los más grandecitos cómo se encuentra el día, ellos ya lo han podido apreciar desde la salida de los hogares. El espléndido sol los estimula a responder desde cada grupo: ¡Está soleado! Basta tal confieso para dar inicio a la atractiva educación física. Los cuerpecitos se llenan de mayores energías para efectuar los juegos y las actividades independientes.

A este reportero le fueron presentadas dos fundadoras de Flores de la Caña. María Pérez García y Leidiana Maldonado Sánchez. “Hemos conducido a varias generaciones desde esta labor; la amamos mucho”, manifiesta Pérez. “Los niños son nuestra mayor felicidad”, sostiene Maldonado.

Esa continuidad en la forja de sentimientos y cualidades, explicaron, tiene inicio en el proceso educativo hasta que los chiquilines son recogidos por los progenitores a la cinco de la tarde. La frecuencia del determinado programa es cardinal. La alegría, el afecto, la ternura van compaginados en la higiene espiritual y ambiental. Son herramientas también inherentes en todo el curso sin las cuales sería imposible atender a los infantes.

La presidenta del consejo de padres en el mencionado círculo tiene dos pequeños, uno de ocho meses. “El otro se llama Jairon Jorge. Hace dos años lo traigo aquí, pues soy una mujer trabajadora”. Marisledis Sánchez Cabeza, es la bibliotecaria de la escuela secundaria básica urbana “Benito Viñales La Rosa”.

“Saque conclusiones. Son varios los deberes, sin embargo, los desempeño. Con la directora coordino las reuniones a las cuales asisten los padres. En este tiempo se les da a conocer los avances y dificultades de sus pequeños hijos, el cumplimiento del reglamento escolar y la participación en las escuelas familiares en las que aprendemos a enseñar al niño en la casa con el mismo método empleado por las educadoras. Somos protagonistas fundamentales”.

Marilis Peña Arzuaga, es profesora de Informática. Ella le da a la familia el valor que merece. “Claro que sí. Tengo dos hijos en el segundo y cuarto año de vida. Maila y Javier Jacinto dan tremenda lucha, si no fuera por la ayuda de mi esposo no sé qué sería de mí. Si le digo, con las manos puestas en el corazón, que mis hijos han aprendido mucho. Las educadoras poseen una gran dosis de calma para instruirlos a todos correctamente. Los padres nos sentimos contentos en cada progreso de nuestras creaciones amorosas”.

Otro componente de la institución es el Programa Educa a tu hijo, dirigido a las madres que no tienen vínculo laboral. Etapa en la que de igual manera se prepara al niño para su ingreso a la enseñanza primaria. “Hacemos énfasis en el aprendizaje del vocabulario, el interés por la música acorde a sus edades, la creatividad, la independencia y el colectivismo”, manifestó Yanetsi Reyes Fajardo, promotora del evento en el poblado Haití.

“Tenemos 26 grupos integrados por 355 infantes de uno a seis años los que reciben dos encuentros semanales de 45 minutos, donde asiste un técnico del INDER (Instituto de Deportes, Educación Física y Recreación), y se realizan festivales de gimnasia, cumpleaños colectivos y A Jugar”, especificó.

En las cuatro salas del círculo infantil santacruceño Flores de la Caña los príncipes y princesas que transitan por la edad de oro, van creciendo con adecuada formación acorde a lo que contribuye el ámbito familiar.

Tras diversas actividades los enanos almuerzan, así inician otro de los procesos: la siesta. Revitalizarán las energías en ese descanso colmado de fastuosos sueños. La tarde juguetona les dará la despedida. Un nuevo día soleado los traerá risueños a los afectivos brazos de las educadoras.