Los enigmas de la regeneración humana

La Habana, 3 nov.- La regeneración de extremidades y partes de nuestro cuerpo tras accidente o mutilación ha sido siempre un anhelo del ser humano. ¿Se imagina un carpintero poder recuperar un dedo o una falange tras un corte con una sierra?

 

En nuestro mundo megabiodiverso existe el ajolote, un tipo de salamandra endémica de México que cuenta con la increíble capacidad de regenerar sus patas, cola e incluso partes de su médula espinal.

Los científicos descubrieron en un estudio que comparte este mismo mecanismo genético con otras dos criaturas: el pez cebra y un pez africano llamado bichir.

A pesar de ser diferentes especies, estas tres criaturas tienen algo en común: son consideradas formas de vida ancestrales y se estima que pueden haber heredado su capacidad de regenerar sus tejidos a partir de una especie común que vivió hace 420 millones de años.

Incluso, anticipaban los autores en su artículo que puso en circulación la revista Public Library of Science One, que la raza humana, al igual que otras, también ha heredado algunos de estos genes, pero se encuentran en un estado mucho menos activo.

Ahora, una nueva investigación trae de vuelta el tema de la posibilidad de restituir tejidos y otras partes de nuestro cuerpo. Sus autores, de la Universidad de Duke, exponen que los seres humanos tenemos la capacidad de restituir los cartílagos, un hallazgo, a su juicio, que podría cambiar para siempre el tratamiento de lesiones en las articulaciones o, incluso, tratar enfermedades como la artritis.

El cartílago de las articulaciones humanas puede repararse a sí mismo mediante un proceso similar al utilizado por las salamandras. Creemos que la comprensión de esta capacidad regenerativa ´tipo salamandra´ en humanos podría proporcionar la base para nuevos enfoques sobre como reparar tejidos articulares y extremidades humanas completas, destacó Virginia Byers Kraus, autora principal.

‘Nos emocionó saber que los reguladores de la regeneración en la extremidad de la salamandra también parecen ser los controladores de la reparación del tejido articular en la extremidad humana’, dijo el profesor e investigador de Duke Ming-Feng Hsueh, otro de los autores en el comunicado de prensa. ‘Lo llamamos nuestra capacidad de ?salamandra interior”.

El estudio también encontró que la edad del cartílago, es decir, si las proteínas han cambiado de estructura o han sufrido conversiones de aminoácidos, depende de su ubicación en el cuerpo.

Hasta la actualidad la comunidad científica pensaba que los cartílagos tenían una capacidad de auto reparación muy limitada, pero la nueva investigación ha demostrado que, en realidad, los humanos disponemos de un ‘interruptor oculto’ que es capaz de activar el crecimiento de ese tejido esquelético.

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores analizaron el cartílago de las caderas, rodillas y tobillos de 18 personas diferentes, todos ellos sometidos a una cirugía articular por sufrir osteoartritis o traumas severos.

Más tarde, clasificaron la edad biológica de los diferentes cartílagos utilizando un ‘reloj molecular’ capaz de medir los cambios en dos proteínas, la asparagina y la glutamina.

Al utilizar como método investigativo la espectometría de masas, se pudo determinar qué cartílagos disponían de una mayor cantidad de proteínas y, por lo tanto, se estaban regenerando más rápidamente. Esas muestras se clasificaron como ‘más jóvenes’.

De este modo, el reloj molecular mostró que el cartílago del tobillo era notablemente más joven que el de la rodilla, que a su vez era más joven que el que recubre la cadera.

Explican los autores, que ese gradiente de edad tiene una curiosa semejanza con la mayor capacidad de algunas especies, como las salamandras, de hacer crecer más y mejor las zonas periféricas de sus cuerpos, como las extremidades.

Esto explica, en parte, por qué las lesiones que las personas sufren en las caderas y en las rodillas requieren más tiempo para sanar que las que ocurren en los tobillos y a menudo derivan en artrosis, en tanto que las del tobillo sanan más pronto y conducen a la osteoartritis con menos frecuencia.

La relación entre la edad del cartílago humano y su lugar en el cuerpo es similar a la manera en que ocurre la reparación de miembros en ciertos animales que regeneran más rápido los más lejanos como las patas o la cola.

De esta manera la comunidad científica se acerca a desentrañar una de los enigmas de por qué no somos capaces de regenerar tejidos y extremidades ante la pérdida de estos, pero cada día estamos más cerca.