[:es]Kastenko: El Dorado ruso para los arqueólogos del mundo (+Fotos)[:]

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Voronezh, Rusia, 16 jul .-Si existe un lugar ideal para los estudiosos de la historia de nuestro planeta, una especie de El Dorado para los arqueólogos, ese bien podría ser la aldea rusa de Kastenko.

 

La fundación de esa localidad se remonta a 1642, pero a nuestros día nunca llegó aquel primer asentamiento. Sin embargo, los herederos de los pobladores de ese paraje pueden sentirse orgullosos de habitar en contacto directo con la prehistoria.

Kastenko, en la provincia rusa de Voronezh, surgió como uno de los poblados de una larga franja de protección creada para resistir las invasiones del imperio mongol, pero su historia comenzó mucho antes, hace unos 20 mil años atrás.

Cuentan los historiadores, que los campesinos del lugar descubrieron unos huesos al arar la tierra de un tamaño inusual. La historia llegó a oído del Pedro el Grande, quien ordenó enviar al lugar una escuadra militar al verificar el hallazgo.

Pedro Primero, interesado como siempre estuvo en las ciencias, al confirmar el hallazgo, consideró que se trataba de los restos de elefantes de una de las batallas de Alejandro Magno, pues en ese entonces nadie conocía sobre historias de Mamuts.

Con el desarrollo de la arqueología se iniciaron las excavaciones que, de acuerdo con el director del Museo Nacional de Kastenko, Viktor Kavalesvsky, llevaron al descubrimiento de una concentración de los restos de al menos 40 Mamuts.

La aldea, de unos mil 700 habitantes, se convirtió en una zona de concentración de especialistas, un trabajo interrumpido por la Gran Guerra Patria, cuando la línea del frente pasaba por el llamado río Don original.

Alemania ocupó la orilla occidental del Don. Miles de soviéticos perecieron en batallas en esos campos y cientos de trincheras y nichos se construyeron en la zona, la guerra lo requería.

En la década de 1960, explicó Kavalevsky, se reiniciaron con fuerza las excavaciones que desembocaron en el descubrimiento de una concentración de restos arqueológicos. En 1979, directamente sobre ella se construyó el referido museo.

Kastenko permite tocar casi literalmente la historia con propias manos en una zona donde se concentran los restos de unos 45 mamut, un ejemplar que en su tiempo tuvo casi cinco toneladas de peso, con un consumo de unos 150 kilogramos de hierba al día.

Pero la mayor sorpresa para el visitante de Kastenko lo aguarda en el patio del museo, donde, bajo una armazón temporal, se desarrollan en tiempo real las excavaciones de cuatro expediciones: tres de San Petersburgo y una de Voronezh.

Con una profundidad lateral de unos cuatro metros, la excavación deja a la intemperie un círculo de unos nueve metros de diámetro que acumula cientos de huesos de mamuts.

En total, hemos recogido cuatro mil fragmentos en cuatro años, explicó a Prensa Latina Alexander Dugin, jefe de la expedición arqueológica.

Solo podemos realizar los trabajos en agosto. En este mes de julio más bien nos dedicamos a la conservación de las excavaciones realizadas, aclaró.

Los huesos parecen estar muy cerca de la superficie actual. Pero eso ocurre debido a las características del suelo de la zona que se desliza fácilmente hacia abajo con el agua, similar a como ocurre con el viento y la arena del desierto, explicó.

Por ello, muchas capas de tierra más antigua fueron hacia abajo y los restos de los huesos de los animales, en lugar de enterrarse aún más, tienden a quedar cerca de la superficie, afirmó Dugin.

Muchos arqueólogos del mundo quisieran encontrar aunque fuera un hueso de un fósil antiguo. En Kastenko se hallan decenas casi a diario, un verdadero El Dorado para esos especialistas, en la llanura central rusa.

pgh/To

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