Javier Matías, el nieto 130 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo

Buenos Aires, 14 jun.- La restitución de mi identidad es un homenaje a mis padres, una caricia al alma, dijo emocionado Javier Matías, uno de los tantos bebés secuestrados durante la última dictadura militar argentina.

 

Después de 42 años, ya sabe su historia, quiénes fueron sus verdaderos padres y agradece una y otra vez a las Abuelas de Plaza de Mayo, las incansables guerreras que festejan la recuperación del nieto número 130.

En una rueda de prensa, Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas y luchadora por los derechos humanos, subrayó que esta noticia es ‘el premio más merecido que tiene nuestro país, una lucha que da resultados positivos como es el encuentro del nieto 130’.

Javier Matías Darroux Mijalchuk es hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, detenidos-desaparecidos en diciembre de 1977. Al momento del secuestro, vivían en Caseros, el desapareció primero y ella, en su búsqueda, también.

Gracias al trabajo conjunto de Abuelas, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), Matías pudo encontrarse con su familia, saber su origen biológico e iniciar otra búsqueda -la de su hermano o hermana-, ya que al momento de la desaparición, su madre estaba embarazada de dos meses.

El joven decidió estar presente en la conferencia ‘para contar su lucha, para que la sociedad conozca su caso y tal vez así tener información sobre sus padres y hermano, que aún no fue recuperado’, dijo.

Agradeció a todas las instituciones por ayudarlo a conocer su verdadera identidad y a su tío Roberto, quien desde los 19 años comenzó una inagotable lucha por dar con su paradero. ‘No perdieron la esperanza de encontrarme con vida. Gracias tío por no dejar de buscarme’, dijo con la voz semiquebrada.

Matías resaltó que ‘no hay nada más significativo que el abrazo con mi tío después de 40 años de búsqueda’.

Feliz y visiblemente emocionado, Roberto Mijalchuk contó que comenzó la búsqueda solo con 19 años. Tenía una hermana desaparecida, vivía con una madre enferma y mi padre era carpintero, relató.

Tanto la familia de Elena como la de Juan Manuel fueron incorporando sus muestras al Banco Nacional de Datos Genéticos en su búsqueda y las Abuelas solicitaron a la justicia que se realizaran exhumaciones de familiares fallecidos para completar la información.

Según explicaron las Abuelas, la última muestra, la de su abuela paterna, Natividad Arelano Venturelli, junto a la ampliación de los marcadores analizados permitió la identificación de Matías.