[:es]Ingenio tecnológico al servicio de niños con problemas auditivos[:]

[:es]f0078999La Habana, 6 feb.- Desde comienzos de la década del 80 del pasado siglo, la entonces dirección de Neurociencias del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), tuvo entre sus prioridades el diseño y producción de equipos médicos para la detección temprana de pérdidas auditivas en niños.

Como resultado de aquel noble empeño surgieron las primeras versiones del Neurónica, lo cual posibilitó hacer los estudios pioneros vinculados a ese tipo de pesquisa, inicialmente en algunas salas de cuidados intensivos neonatales y de pediatría en la capital. Luego se extendieron de forma progresiva al resto del país mediante la Red Nacional de Laboratorios de Neurofisiología Clínica.

La creación en 1990, con carácter independiente, del Centro de Neurociencias de Cuba (CNEURO) multiplicó los esfuerzos en el impulso a la mencionada línea de trabajo. Uno de los aportes de mayor relevancia lo constituyó la creación en 1996 del sistema Audix, fruto de la labor creativa de un grupo de especialistas, investigadores y técnicos, bajo la dirección de la doctora María Cecilia Pérez Abalo.

Basado en el uso de la informática y la electrónica, su introducción representó un salto cualitativo en el diagnóstico y caracterización objetiva de la pérdida sonora en pacientes que por determinadas razones no podían colaborar con un examen de audiometría convencional.

Además de hacer dicha prueba en toda la gama de frecuencias audibles con independencia de la cooperación de la persona sujeta al estudio, el Audix reduce de manera notable el tiempo de exploración sin afectar la confiabilidad y precisión del resultado final.

Según explicó el doctor en Ciencias Mitchell Valdés Sosa, director de CNEURO, los niños con problemas auditivos en las primeras edades de vida no solo pierden la capacidad de oír, sino también se les dificulta el desarrollo del lenguaje, del pensamiento y el rendimiento escolar. Incluso, en muchas ocasiones presentan dificultades de adaptación al entorno, acotó.

Pero si la pérdida de la audición es detectada entre los seis y 12 meses después del nacimiento, y hasta antes de cumplir los tres años, el infante recibe el tratamiento indicado con prótesis u otros aditamentos, junto a una efectiva intervención sicopedagógica.

La experiencia cubana demuestra que cuando el niño pequeño recibe oportunamente la terapia correcta, logra de­sarrollar en buena medida las capacidades comunicativas e intelectuales. Ello mejora su calidad de vida y facilita la inserción en el medio familiar y social, indicó el doctor Valdés Sosa.

Resaltó el reconocido científico que el Audix ha sido una herramienta tecnológica vital en la consolidación del Programa Nacional de Pesquisaje Temprano de Trastornos Auditivos durante los últimos 20 años.

También devino factor esencial en la realización del estudio nacional de personas discapacitadas puesto en marcha en el 2003, al incluirse dentro de esa inédita investigación la detección de pérdidas auditivas. Gracias a esa colosal labor pudo evitarse que miles de niños perdieran totalmente ese sentido.

Vale destacar que el empleo del sistema Audix propició disponer de registros confiables referidos a la presencia de ese trastorno en nuestra población infantil. Ello sentó las bases para que el país introdujera la cirugía de implante coclear, que ha beneficiado a más de 270 infantes, la mayoría de ellos sordos y sordo ciegos.

Igualmente, hoy es el equipo con el cual se realiza el estudio de potenciales evocados auditivos de los niños candidatos a recibir tal implante (se trata de un dispositivo electrónico que al colocarse dentro del oído posibilita captar los sonidos del ambiente y transformarlos en impulsos eléctricos que llegan al cerebro) en el laboratorio ubicado en el hospital Marfam, trabajo asesorado por la doctora María del Carmen Hernández.

De acuerdo con los datos ofrecidos por directivos de CNEURO, el Audix está registrado en varios países, como México, Venezuela, Uruguay, Argentina y Venezuela, mientras ha sido exportado a naciones de América Latina, Europa y Asia. Es de los pocos equipos médicos cubanos fabricados bajo la Norma ISO 13 485, que certifica el estándar de calidad para ese específico renglón.

La versión más moderna es la 5.0, correspondiente al Electroaudiómetro de quinta generación, muy utilizado también en el ajuste de prótesis auditivas. El Centro de Neurociencias de Cuba garantiza la fabricación de todos los módulos necesarios para el sistema nacional de Salud y la exportación.

En la actualidad el área de Desarrollo del Centro de Neurociencias de Cuba implementa un proyecto dirigido a la modernización de este sistema computadorizado, coordinado por la Máster en Ciencias Tania Aznielle Rodríguez.

Participan igualmente varios equipos de trabajo de la institución liderados por el doctor en Ciencias Alejandro Torres Fortuny, al frente del grupo clínico, el diseñador industrial David Rodríguez Alonso, encargado del hardware mecánico y gráfica aplicada al producto, la máster en Ciencias Elsa Santos Febles, a cargo del desarrollo del software, y el ingeniero Ernesto Cruz Olivera, en lo referido al desarrollo del hardware electrónico.

Para el doctor Mitchell Valdés las modificaciones previstas buscan ampliar las prestaciones del Audix, aumentando su valor agregado y con ello las potencialidades de convertirlo en un significativo rubro exportable de CNEURO.

Más allá de lo que pueda representar en un futuro desde el punto de vista económico y de ser un ejemplo irrebatible de los pasos de Cuba en el desarrollo de la Neurotecnología, el mayor aporte del Audix radica en haber salvado del silencio y posibilitar un normal desarrollo del lenguaje a miles de niños cubanos y de otras latitudes. (Texto y foto tomados de http://www.granma.cu)[:]