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[:es]Industria sideromecánica cubana crecerá sostenidamente hasta 2030[:]

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La Habana, 26 jun.-La estrategia de desarrollo del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime) hasta 2030 busca el incremento sostenido del volumen de sus producciones sustentado en la inversión extranjera y en el empleo de materia primas cubanas.

 

Durante la recientemente concluida Convención Internacional Cuba Industria 2018, el director de Desarrollo de Gesime, Mario Hernández, declaró que potenciar producciones listas para competir en el mercado internacional es hoy una meta obligatoria para esta esfera de la economía.

Tras un diagnóstico realizado a las ramas de la metalmecánica, la siderurgia y el reciclaje, la política diseñada por estas ramas industriales persigue igualmente la modernización del equipamiento obsoleto y su sostenibilidad mediante estas vías de financiamiento, detalló Hernández.

Otros ejes fundamentales proyectados hasta el 2030 estriban en el fortalecimiento del sistema de gestión del conocimiento y en la potenciación de las producciones con elevados estándares de calidad capaces de generar productos y servicios para la exportación y de sustituir importaciones.

Remarcó que dentro de las más grandes ambiciones de Gesime se encuentra crecer a un ritmo promedio anual de un cinco por ciento en lo que atañe a la producción y los servicios.

En lo que respecta a las exportaciones hacia las regiones de América Latina y el Caribe, aspiran a aumentar en dos por ciento las ventas de productos siderúrgicos y sus derivados, artículos reciclables, maquinaria e implementos agrícolas y plantas industriales, precisó el directivo.

También como parte de los objetivos estratégicos de la industria sideromecánica cubana se encuentra la reorganización de las capacidades productivas en correspondencia con el redimensionamiento del plantel industrial y el crecimiento de los niveles de calidad de las producciones y servicios a estándares internacionales.

Asimismo, apuntó, se labora en pos de lograr la inserción y la estabilidad de las fuerzas de trabajo necesarias y en la gestión de los recursos energéticos necesarios con la mayor eficiencia posible.

Nada de esto podría ser posible, añadió Hernández, si no se cumple la ejecución del plan de la Cartera de Negocios asociados a la inversión extranjera diseñada para estos ámbitos.

Para ello, se requiere de la implementación de 92 proyectos de desarrollo tecnológico e inversiones, de los cuales 32 son de inversión extranjera y ocho de colaboración.

El capital total de la inversión está previsto a ejecutarse por etapas, y según explicó el funcionario, el 75 por ciento del financiamiento quedaría ejecutado para 2025.

Como parte de la estrategia trazada para la rama siderúrgica se estima, acotó Hernández, el incremento paulatino de la producción de laminados de acero al carbono hasta lograr las 600 mil toneladas por año, previendo alcanzar la máxima capacidad a partir del 2028.

Otro de los objetivos fundamentales estriba en desarrollar una industria de hierro metalizado hasta obtener un millón de toneladas por año de acero y lograr así la sustitución de parte de la chatarra importada.

La contribución a la producción de aceros aleados e inoxidables se realizaría, también, a partir de los minerales de hierro cubanos que se encuentran identificados para su explotación con fines siderúrgicos.

Para el desarrollo de esta esfera industrial hasta 2020, agregó el directivo, se aspira a modernizar las infraestructuras y el equipamiento directo y auxiliar de las siderurgias localizadas en las provincias de La Habana (occidente) y en Las Tunas (oriente), cuyas producciones alcanzarían las 325 mil toneladas al año de palanquilla y 170 mil de laminados.

En esta misma etapa está previsto el inicio de proyectos para la producción de acero inoxidable y la utilización de minerales y colas niquelíferas como materias primas para la producción siderúrgica, detalló.

Dicha acción se realizaría de conjunto con entidades como el Instituto Minero Metalúrgico de Moa y la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría.

Una vez concluido este periodo en 2025, el país estaría en condiciones de producir 480 mil toneladas por año de palanquilla y 460 mil de laminados, afirmó Hernández.

Ello contribuiría entonces a la diversificación de las producciones, a la reducción de los costos de los procesos de elaboración así como al incremento de las exportaciones.

Para el año 2030, fecha límite establecida por la política de desarrollo, se prevé la construcción de la nueva planta de acero de capacidad anual de un millón de toneladas a partir de mineral de hierro y colas niquelíferas.

En pos de cubrir las demandas del mercado nacional y multiplicar las exportaciones, quedaría reanudada igualmente, la producción de aceros aleados e inoxidables.

Hernández resaltó que con el fin de llevar a buen puerto la política de la industria siderúrgica se cuenta, como importante basamento tecnológico, con las inversiones que se llevan a cabo en ambas siderúrgicas con el objetivo de modernizar y ampliar las capacidades de producción de acero líquido, palanquillas y barras.

Asimismo, se tiene en cuenta la utilización de los minerales de hierro cubanos para la sustitución de la chatarra con fines siderúrgicos y para el desarrollo de la producción de aceros aleados. Un elemento indispensable para la concreción de los planes establecidos para el desarrollo de la industria siderúrgica cubana es la introducción de tecnología de punta, enfatizó.

Se requiere entonces, abundó Hernández, de la modernización de la acería eléctrica con el montaje de varios sistemas tecnológicos, un tren de laminación moderno y de la introducción de agregados metalúrgicos para la preparación mecánica, el beneficio y la reducción de los minerales de hierro.

Dentro de la carpeta de productos y servicios de esta esfera industrial se proyectan, además, algunas transformaciones dentro de los que se incluyen la obtención de alambrón de producción nacional, la generación de electricidad y la producción de materiales para la construcción.

Por Ivette Fernández Sosa/Periodista de la Redacción de Economía de Prensa Latina.

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