Fidel y la bandera, importantes inspiraciones para fémina santacruceña

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Al lado de la imagen de Fidel, todo de verde olivo, hay una pequeña bandera cubana de papel. La anciana sujeta fuerte la efigie del gigante barbudo y la enseña nacional.

Tiene las pupilas radiantes. La voz emite el llamado oportuno al pasar este reportero, casi al trote, cerca de la casa de la lugareña, enclavada en calle central entre E y F en esta ciudad cabecera municipal.

El desfile proletario de este 1ro de mayo avanzaba acorazado de banderas, pancartas de todos los tamaños, además de disímiles consignas revolucionarias salidas de gargantas emocionadas.

Iris Virgen Martínez Reyes buscó el instante exacto para hacerse notar. Quiso ser parte de la multitud defensora de las conquistas socialistas. La que respalda la obra todo el pueblo y nunca permitirá dejarla caer en manos de los imperialistas, tampoco en la trampa de la gusanera.

No quiso incumplir las indicaciones médicas, por eso quedó tras la cerca de su jardín admirando la festividad obrera de la que tantas veces fue entusiasta partícipe.

Ella también eleva lo más alto posible a su Fidel y la bandera de papel engalanada de los colores patrios, llevando tan sólo una estrella en el centro del triángulo. Esa misma estrella que hace mucho tiempo es libre, independiente, soberana e indestructible.[:en]

Al lado de la imagen de Fidel, todo de verde olivo, hay una pequeña bandera cubana de papel. La anciana sujeta fuerte la efigie del gigante barbudo y la enseña nacional.

 

Tiene las pupilas radiantes. La voz emite el llamado oportuno al pasar este reportero, casi al trote, cerca de la casa de la lugareña, enclavada en calle central entre E y F en esta ciudad cabecera municipal.

El desfile proletario de este 1ro de mayo avanzaba acorazado de banderas, pancartas de todos los tamaños, además de disímiles consignas revolucionarias salidas de gargantas emocionadas.

Iris Virgen Martínez Reyes buscó el instante exacto para hacerse notar. Quiso ser parte de la multitud defensora de las conquistas socialistas. La que respalda la obra todo el pueblo y nunca permitirá dejarla caer en manos de los imperialistas, tampoco en la trampa de la gusanera.

No quiso incumplir las indicaciones médicas, por eso quedó tras la cerca de su jardín admirando la festividad obrera de la que tantas veces fue entusiasta partícipe.

Ella también eleva lo más alto posible a su Fidel y la bandera de papel engalanada de los colores patrios, llevando tan sólo una estrella en el centro del triángulo. Esa misma estrella que hace mucho tiempo es libre, independiente, soberana e indestructible.

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