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Expertos analizan misteriosas manchas del manto terrestre

Extrañas manchas aparecidas en las regiones más profundas del manto terrestre, similares a burbujas, desconciertan a un grupo de científicos estadounidenses que investigan qué son en realidad, publica el Geophysical Research: Solid Earth.

Según los expertos del Instituto de Tecnología de California podría tratarse de minerales que se hundieron a partir de un antiguo océano de magma, formado inmediatamente después de la enorme colisión planetaria, hace cuatro mil 500 millones de años, que dio origen a la Luna.

Llamadas zonas de velocidad ultralenta (ULVZs por sus siglas en inglés), estas burbujas se encuentran cerca del núcleo de la Tierra y fueron descubiertas porque las ondas sísmicas que las atraviesas cuando se produce un terremoto se ralentizan drásticamente.

La investigación sugiere que estas piezas, muy diferentes a todo lo que las rodea, podrían estar hechas de un mineral muy rico en óxido de hierro, la ferropericlasa, también llamada magnesiowüsita.

Confirmar que las manchas contienen suficiente cantidad de magnesiowüsita sería indicativo de la antigua existencia de un océano de magma que cristalizó de esta forma y en el cual el óxido rico en hierro se precipitó hacia el fondo, hundiéndose después hasta la base del manto, dijo Jennifer Jackson, líder del estudio.

El manto terrestre tiene un grosor de casi 3 mil kilómetros, y el tamaño de las burbujas oscila entre uno y 100 kilómetros.

Jackson destacó que las manchas tienen la capacidad de reducir la velocidad de las ondas sísmicas que las atraviesan entre el 30 y el 50 por ciento.

Como resulta imposible estudiar de forma directa a las extrañas estructuras, los expertos imitaron, en la superficie terrestre, las enormes presiones que se dan en lo más profundo del planeta.

Para averiguar si la magnesiowüstita posee la clase de propiedades observadas en las ULVZs, los investigadores tomaron una pequeña muestra del mineral, lo colocaron en una cámara de presión y lo aplastaron entre dos yunques de diamante.

Al bombardear la muestra con rayos X desde diferentes ángulos, y medir la energía de esos rayos tras haber atravesado el mineral, los científicos descubrieron que su interacción con la estructura cristalina los había alterado de alguna forma. (Texto y foto: PL)