Intelectuales debaten sobre turismo en Cuba: “La locomotora de la ‘locomotora’ económica es la cultura”

Las posibilidades del turismo y su relación con el patrimonio natural y cultural, generó esta mañana un debate de lujo en el II Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en el que participaron, junto a los intelectuales que integran ese foro, un nutrido grupo de directivos de los Ministerios de Cultura y Turismo.

Al intervenir al final del encuentro, Julián González, el Ministro de Cultura, reconocía la trascendencia de este diálogo para ir encontrando una manera propia de desarrollo del turismo, que no por gusto en Cuba se le conoce como la “locomotora de la economía nacional”. “Pero no perdamos de vista que la locomotora de la ‘locomotora’ es la cultura”, enfatizó.

El punto de partida del análisis fue un informe de la Comisión “Cultura, Turismo y Espacios Públicos”, de la UNEAC, que desde hace meses viene conciliando opiniones sobre este tema bajo el principio de vincular el turismo con las manifestaciones culturales más entrañables y no al contrario, idea que valoró especialmente la doctora Graziella Pogolotti.

Graziella, miembro de la Academia Cubana de la Lengua, reconoció que el trabajo de la Comisión demuestra “que se están dado pasos en el entendimiento entre las instituciones, que favorecerá el desarrollo del país, desde el concepto esencial de no hacer cultura para el turismo”.

En el informe se hace énfasis en la construcción de una “imagen Cuba” alejada de estereotipos, en el que se valora, por ejemplo, la proyección de Varadero y el peligro de convertirla -como ya los es Bermudas- en un “no lugar”, desde el punto de vista del sentido de pertenencia plena a la cultura cubana. Graziella recordó su viaje a esa colonia del Océano Atlántico, donde le tocó ver a un policía negro, en un uniforme de excelente diseño británico, que dirigía un tráfico inexistente. “Ese vacío de identidad se sustentaba en la inexistencia, bastante visible, de los seres humanos, salvo aquel policía.”

Los portadores de la cultura somos todos, cada uno de nosotros, los seres humanos que amamos a nuestro país, añadió Graziella. “Al mismo tiempo que reconocemos que no hacemos cultura para el turismo, sin embargo muchas veces vemos los ‘sitios turísticos’ como “enclaves del turismo”, y el rasgo más visible son los ‘paquetes’ en los que los turistas se transportan en manadas”, añadió.

Abogó por hacer desaparecer poco a poco la “nación de los enclaves”. Recordó, a propósito, las normas jurídicas sobre las Zonas con Regulaciones Especiales, publicadas como decreto-ley en la Gaceta Oficial el 30 de octubre de este año, donde se identifican tres tipo de áreas: Alta Significación Ambiental e Importancia Histórico Cultural; de Desarrollo Económico; y de Interés para la Defensa y la Seguridad. Cuando leyó la Gaceta, “vi a la Isla dividida en mosaicos de colores diferentes… ¿Cómo va a quedar esta islita?, ¿cómo se van a definir estas zonas?, ¿cómo quedarán los ciudadanos que viven ahí?”, se preguntó la notable ensayista y escritora.

Comentó que hay una tendencia, en el caso de Varadero y de Santa Lucía, de estimular que, poco a poco, los pobladores históricos vayan trasladándose a otros lugares. “Eso me preocupa”, añadió. Los que vivimos en cualquier parte de Cuba somos la identidad del lugar, aclaró. La identidad es nuestro modo de ser, nuestra música, nuestra historia, construida a través de distintos procesos, incluida la Revolución, con un peso relevante en la definición de lo que somos.

Llamó la atención sobre el uso de nombres, fundamentalmente en idioma en inglés, para denominar a nuevos establecimientos del sector emergente de la economía. “Uno de los elementos fundamentales de la identidad es el idioma. Aquí se habla el castellano a la manera cubana, de acuerdo con la norma pública cubana, y eso, compañeros, hay que defenderlo, porque pensamiento y lenguaje están indisolublemente ligados. Empezamos hablando en inglés y podemos terminar hablando a la manera ‘otra’”, recordó.

El investigador Esteban Morales destacó la trascendencia de que en este informe se valore la importancia estratégica que tiene el contexto histórico cubano después del 17 de diciembre de 2014, cuando se inició el proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EEUU. Recordó que se suele hablar de la utilidad económica del turismo, pero la prioridad es “buscarle a toda actividad en el turismo el sustrato cultural. Porque el turismo es, entre otras cosas, absorción de cultura. La actividad más simple que pueda haber tiene un sustrato cultural, y nosotros tenemos que hacer valer ese sustrato cultural siempre”, enfatizó.

Economía de la Cultura

La actriz Corina Mestre recordó que las opciones culturales no son una exclusividad institucional: “Cada día hay muchos profesionales que se están insertando en el sector privado… Tanto a los paladares como a los bares, sobre todo de nuestras ciudades primadas -Trinidad, Baracoa y, por supuesto, La Habana-, asisten mucho más los turistas a los sitios privados que a los estatales. Hasta ahora, quienes otorgan las licencias para abrir estos locales son el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y el MINSAP, pero no hay nadie que tenga que ver con lo que se difunde culturalmente en estos sitios”, dijo.

Tampoco existe un mecanismo para validar quién está capacitado o no para impartir talleres o cursos donde intervienen maestros de música y de otras artes, y recomendó un análisis de la UNEAC al respecto.

Jesús Guanche, presidente de la Fundación Fernando Ortiz, aseguró que en torno al turismo se están moviendo dos fuerzas contrarias en nuestras propias instituciones: una que intenta homogeneizar y otra que apuesta por la diversidad. Puso como ejemplo el interés desde el Ministerio de Turismo de replicar, en Trinidad, La Bodeguita del Medio y el Floridita, a la vez que se procura eliminar un sitio patrimonial de la ciudad, la Casa de la Rumba, para convertirlo en una Casa de los Beatles.

Recordó cómo ARTEX, una empresa del Ministerio de Cultura, reproduce colecciones del Museo Nacional en objetos fabricados en China y los vende por todo el país, pero no hace lo mismo con obras y autores significativos de la cultura en otros territorios. ”Cuba, sin embargo, es un símbolo de diversidad cultural, y esa es una de sus grandes fortalezas. O apostamos por la diversidad cultural o perdemos el país”, enfatizó.

La red de museos locales, de enorme potencial para el turismo cultural por los valores que atesora, pasan por momentos difíciles. Según Guanche, si los gobiernos municipales y provinciales no intervienen para salvarlos, desaparecerán no menos de 50 museos. “No nos olvidemos de que no solo ‘Patria es Humanidad’, una frase que se repite de Martí, y que sigue: ‘Es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer, sino es esa parte de la humanidad donde nos ha tocado crecer’. Ahí está expresado también el valor de lo local.”

Análisis marxista de la cultura comercial

El ensayista e investigador Desiderio Navarro tocó otro tema esencial: Cuba nunca ha tenido un análisis propiamente marxista de la cultura comercial, sobre todo la de los años 50 del siglo pasado. No hay aproximaciones desde esta perspectiva de cómo funcionaba, sus valores, su función ideológica, argumentó.

“Por ejemplo, no hay un análisis realmente sociológico de la presencia de la cultura popular en la televisión, de qué forma entraba. Nos limitamos a veces a hablar de lo bueno y lo malo, sin ver la naturaleza contradictoria de ese fenómeno. Un artista puede ser talentoso, elaborar desde el punto de vista estético figuras extraordinarias, pero al mismo tiempo está cumpliendo una función ideológica por su contenido o por el papel que desempeña en un contexto dado”, reconoció Desiderio.

Comentó, por ejemplo, que la auténtica rumba cubana no entró verdaderamente a la televisión nacional. “La única forma en que podía entrar en el mundo turístico era desde la visión de una Cuba blanqueada. La rumba fue adaptada al oído del gusto extranjero y al de la clase media-alta cubana. Y de lo que se trata precisamente es de la búsqueda de la autenticidad, que es uno de los valores que más aprecia gran parte del turismo”, añadió.

Muchos no quieren encontrar el estereotipo de Cuba que ya tiene en casa. “Los estereotipos, en efecto, suelen se exitosos, pero ¿a qué precio? -se preguntó Navarro. El precio es una imagen de Cuba para el ojo extranjero que se construyó en los 50 y que se sigue construyendo; una imagen repetitiva, porque el estereotipo requiere de que se lo respete tal cual. Va contra esa diversidad de la que acaba de hablar Guanche. ¿Es eso lo que queremos?”

El escritor Abel Prieto, asesor del Presidente cubano Raúl Castro, apoyó con fuerza a Desiderio: “Esos análisis nos hacen falta… Nosotros tenemos que tener instrumentos teóricos, porque la batalla es a pensamiento -se cita mucho la frase de Martí-, pero a pensamiento más complejo. No es con simplificaciones. Hay que combatir el colonialismo cultural con instrumental crítico”.

“El todo está permitido” y la negación de las jerarquías son expresiones de la posmodernidad, añadió, a lo que acotó Navarro: “Y la negación de la ilustración”. Podemos llegar al delirio frívolo, populista e irresponsable, al populismo neoliberal, recordó el propio Desiderio.

Tenemos que articular un pensamiento de vanguardia anticolonial en un país en el que se expresan signos de confusión, independientemente del intento organizado que pueda existir de dividirnos, añadió Abel. “No hay nada más patético que disfrazarnos de lo que quisieran los turistas ver en nosotros. El seudofolclor.  Disfrazarnos de nosotros mismos. Hay playas con supuestos cementerios mayas donde los huesos son plásticos y fabricados en Taiwán… Una comunidad puede terminar siendo una caricatura para el consumo de esa aventura kitsch que se pretende que sea el turismo”, dijo.

Tras casi cuatro horas de un debate conducido por Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, en el que intervinieron además de numerosos intelectuales, funcionarios de ambos ministerios, los directivos de las organización anunciaron que habilitarán el correo culturaturismo@uneac.co.cu. A través de este canal se pueden hacer llegar comentarios o denuncias sobre distorsiones de la cultura en el turismo, que la UNEAC verificará y hará llegar al MINTUR, como uno de los mecanismos que facilitarán el control y coordinación del trabajo entre ambos ministerios.

Carta de la poeta Carilda Oliver Labra a Miguel Barnet

Querido Miguel,

Me entristece la circunstancia de no estar junto a ti, en esta trascendente ocasión, en que se efectúa el Consejo Nacional de la UNEAC posterior a aquel memorable VIII Congreso.

En estos tiempos de tanta guerra dolorosa cabalgando al mundo, el arte verdadero puede ser más que un ornamento, en el que el alma encuentre refugio y esperanza.

En estos tiempos, cuando la maldad sacrifica a inocentes y priva de un futuro al recién nacido, el arte no debe estar ajeno a la pena ni a la injusticia, no puede ser perezoso ni huidizo.

Esos artistas a los que siempre aspiró la Patria, esos hombres y mujeres que por fin andan por Cuba con el deseo extender con sus creaciones el fragor de una tierra que no se ha cansado de parir jóvenes sueños, portan una luz que acaricia a la vez que señala las trayectorias que siempre estaremos subordinadas a seguir quienes tenemos la responsabilidad de salvaguardar la riqueza espiritual de Cuba. Estos seres hoy pusieron sus herramientas de trabajo, sus proyectos personales para ofrecer un servicio a la organización y al país.

Estoy segura que de tales encuentros emergerán soluciones y se tomarán acuerdos que harán de la UNEAC una institución aún más acorde con las necesidades de nuestra actualidad y más útil como espacio ideológico y digna de su creación.

Quiero pedirte, en la altura de mis 93 años, que le digas a todos y a cada uno, que te he entregado personalmente un beso. Fíjate que te lo entrego en perfectas condiciones; está recién salido de mis labios. A ti te lo confío, y es para todos.

Diles también que siempre los espero, que siempre los quiero.

Eternamente,

Carilda Oliver Labra