EE.UU. y el oportunismo político tras los incidentes en Cuba

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Washington, 20 oct .- El misterio en torno a los incidentes de salud reportados por diplomáticos estadounidenses en La Habana se transformó en un oportunismo político que hiere nuevamente a Cuba, consideró el investigador norteamericano Peter Kornbluh.

 

El director del Proyecto de Documentación sobre Cuba en el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington manifestó que no se sabe exactamente quién, cómo o qué fue lo que pasó, pero el giro de eventos ha sido apropiado para el senador Marco Rubio y el presidente Donald Trump.

Ambas figuras, sostuvo en diálogo con Prensa Latina, tienen una agenda de revertir las ‘extraordinarias ganancias y la reconciliación que comenzaron bajo la administración de Barack Obama’ (2009-2017).

De acuerdo con el también coautor del libro Diplomacia encubierta con Cuba: historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, Trump es un hombre de negocios y tenía la oportunidad de realmente poner fin a una política de más de 55 años: el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a La Habana.

Sin embargo, eligió acercarse al legislador por Florida, su antiguo rival en la carrera por la presidencia y miembro del Comité de Inteligencia del Senado que investiga la presunta intromisión rusa en las elecciones de 2016 y una supuesta complicidad con el equipo de campaña del gobernante republicano.

Entonces, el lugar de continuar con el intento de normalizar completamente las relaciones con Cuba, incluyendo pasar a la historia como el presidente que levantó el bloqueo y cambió de una vez por todas la política estadounidense para mejor, lo que está haciendo es escuchar a Rubio, estimó Kornbluh.

De cualquier modo, el investigador no cree que el presidente estadounidense llegue a romper en un momento cercano las relaciones diplomáticas restablecidas entre los dos países en julio de 2015, aunque advirtió que está por ver qué sucede con la situación actual.

Las noticias sobre los incidentes de salud que presuntamente habrían comenzado desde finales de 2016 aparecieron en la prensa norteamericana en agosto pasado, y desde entonces se han desatado diversas teorías sobre lo sucedido, aunque aún se desconoce casi todo.

A decir del Departamento de Estado, 22 miembros de su personal en La Habana registraron síntomas como pérdida auditiva, mareos, dolor de cabeza y fatiga, que la administración de Trump consideró consecuencia de supuestos ataques.

La postura de calificar tales padecimientos como una agresión se mantiene aun cuando la propia agencia federal dice que las investigaciones no han tenido resultados concluyentes y sigue siendo un misterio qué o quién provocó tales efectos.

A finales de septiembre, y pese a los llamados de Cuba a no politizar el asunto, el Departamento de Estado decidió retirar a más de la mitad del personal de su embajada en La Habana, detuvo la emisión de visas en la isla y lanzó una advertencia de viajes a los norteamericanos.

El 3 de octubre, en tanto, ordenó la salida de 15 diplomáticos cubanos de esta capital con la justificación de falta de acciones en la nación caribeña para proteger a los funcionarios estadounidenses, pese a las reiteradas garantías del gobierno cubano de que cumple rigurosamente la Convención de Viena.

Según Kornbluh, en esas medidas también habría estado la influencia de Rubio, opositor acérrimo del proceso de acercamiento iniciado por Obama a finales de 2014.

El senador, junto a cuatro de sus colegas en el Comité de Inteligencia, envió el mes pasado una carta al secretario de Estado, Rex Tillerson, en la que pidió la expulsión de todos los diplomáticos cubanos de Washington y el cierre de la embajada en La Habana.

De ahí que, para el académico, está claro que la presión de Rubio intervino y escaló las medidas contra la isla.

Kornbluh estimó que un asunto de esta naturaleza requiere un alto grado de transparencia, con cooperación e iniciativas entre las partes, y señaló la posibilidad de pedir la ayuda de especialistas neutrales y de entidades como la Organización Mundial de la Salud.

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