[:es]Camilo, sonrisa que se multiplica en el pueblo[:]

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Solo 27 febreros había cumplido el comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán cuando, tras desarticular la conjura de un traidor en Camagüey, partió hacia el recuerdo inolvidable en ligera aeronave frente a un desafiante cielo tempestuoso.

“Lo que a nosotros, los que recordamos a Camilo (…) como un ser vivo, siempre nos atrajo más, fue lo que también a todo el pueblo de Cuba atrajo: su manera de ser, su carácter, su alegría, su franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una sencillez completa, sin el más mínimo alarde de su valor, de sabiduría, siempre siendo un compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la guerra era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los guerrilleros.”

Así lo definió otro grande de la Historia de la Revolución cubana, Ernesto Che Guevara, quien  inició su amistad con el Héroe de Yaguajay durante la travesía del Granma y bajo los tiros en Alegría de Pío, cuando había perdido la mochila guerrillera y Camilo compartió su lata de leche con el médico-combatiente argentino.

De ese azaroso día, el Che, escribió:

“Al llegar la noche, con toda naturalidad cada uno se aprestaba a comer la pequeñísima ración que tenía, y Camilo, viendo que yo no tenía nada que comer, ya que la frazada no era un buen alimento, compartió conmigo la única lata de leche que tenía; y desde aquel momento yo creo que nació o se profundizó nuestra amistad.”

Y así era Camilo, alegre, solidario, profundo y fiel a Fidel y a la Revolución, según relató Jorge Enrique Mendoza, capitán camagüeyano fundador de Radio Rebelde, quien lo acompañó antes y durante la detención de Hubert Matos.

“…En la casa de mis padres, muy próximo a comenzar Fidel su comparecencia por televisión, mi madre nos preparó comida a todos y siguiendo la costumbre invitó a pasar al comedor. Camilo, muy cortésmente le dijo:

– “¿Usted no se pone brava, mi vieja, si nos llevamos los platos para la sala para poder escuchar a Fidel?”

“Mi madre respondió con una sonrisa —ella tampoco quería dejar de oírlo— y todos nos llevamos los platos para la sala y nos pusimos a oír a Fidel, que estaba a punto de comenzar.

“En medio de la intervención del Comandante en Jefe sonó el timbre del teléfono: era una llamada local de un compañero que quería hablar con Camilo. Camilo se puso de pie, con rostro serio, y después de escuchar brevemente preguntó qué estaba haciendo. No sé lo que le contestaron, pero jamás podré olvidar la respuesta de Camilo:

– “Cuando Fidel está hablando lo único que debe hacer un revolucionario es oírlo”.

Camilo participó en el primer 1ro de mayo libre de los camagüeyanos, en el Casino Campestre y de este pueblo afirmó en aquel entonces, “[…] este Camagüey que está marchando a la vanguardia de las provincias revolucionarias” […] “Hermanos camagüeyanos, ¡van muy bien!”.

Y la convocatoria de aquel histórico discurso aún late en la memoria de los hijos de esta tierra: “Tenemos que emplear todo el tiempo en unirnos, en apoyar la Revolución”.

“¡Cómo le habría gustado a Camilo ver a esta juventud —expresó Fidel— surgida de la Revolución, nacida de la Revolución, educada en la Revolución!

“En el pueblo hay muchos Camilo. Camilo salió del pueblo, tuvo la posibilidad de potenciar y desarrollar sus extraordinarias facultades; pero cuando veo a nuestros jóvenes al pie de un torno, al pie de un horno de fundición, cuando los veo en un laboratorio, cuando los veo trabajando 10, 12, 13 y 14 horas, me confirmo más y más en aquella profunda convicción de que en el pueblo hay muchos Camilo”.

Así afirmó el Comandante en Jefe con la certeza de la vigencia de estos tiempos, diferentes, pero con el mismo Imperialismo amenazante y empecinado en que la sonrisa de Camilo jamás se hubiera multiplicado, como su ejemplo, audacia y fidelidad, no solo en la Isla acosada y calumniada, sino en cuantos confines necesitan solidaridad de los Camilos del pueblo.

Si físicamente Fidel hubiera vivido cada detalle de los embates y secuelas del huracán Irma y la inmediata recuperación, habría escrito aleccionadoras reflexiones donde seguramente se destacaría su concepto de Revolución: “…es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional…”.

De esos esfuerzos y resultados son protagonistas los Camilos del pueblo y las jóvenes generaciones que quieren parecerse al Che, como Fidel avizoró siempre desde el escenario más peligroso de su constante ejemplo de temerario ciclonero. (Foto: Archivo)[:]