[:es]Algo más sobre el ruido y el daño que provoca[:]

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La mayoría de las personas no tienen la debida percepción sobre el daño que causa el ruido a la salud, por lo que diario vemos manifestaciones de ese mal, sin que les importe lo más mínimo a quienes lo producen.
Los festejos en los hogares por diferentes causas son una muestra: en ocasiones bafles a un volumen excesivo no deja que vecinos de varios apartamentos de un edificio escuchen música en su propio hogar, vean el televisor o conversen con agrado, ya que no se escuchan entre ellos.

Los expertos afirman que poca gente es verdaderamente consciente del peligro del ruido. Cuando no es muy fuerte, puede afectarnos levemente alterando la presión sanguínea, la digestión o llegar incluso a provocar estrés, debido a que las horas de sueño se ven reducidas. Sin embargo, cuando ese ruido se vuelve muy fuerte y duradero, perjudica a la audición, produciendo hipoacusia o sordera. Muchas veces, y como consecuencia de los adultos, los niños se ven especialmente perjudicados, llegando a alterar su desarrollo.

Las personas que están acostumbradas a escuchar música muy fuerte, que van de continuo a sitios donde el ruido es elevado como las discotecas o los conciertos, están expuestos al riesgo de un daño auditivo prematuro. Es importante destacar que los efectos del ruido son acumulativos y que se van a ver a largo plazo.

Ruído, contaminación acústica en nuestro entorno

En este sentido, la salud auditiva no debe pasar inadvertida, si se toma en cuenta que este sentido es fundamental para las actividades del ser humano. Dependiendo de unas edades u otras, este ruido fuerte afecta de una manera u otra.

Durante el embarazo, la exposición a ruidos fuertes puede aumentar el riesgo de problemas de audición y otros problemas de salud para el bebé. Aunque nosotros no le podamos escuchar, él lo está haciendo desde dentro. Y no sólo nuestra voz, si no toda clase de sonidos.

Oído interno-Estructura

“El oído interno anatómicamente se desarrolla muy temprano, incluso antes que el medio y el externo. Alrededor de la semana 24/25 está formada por completo la cóclea y las terminaciones nerviosas, por lo que es a partir de las dos semanas siguientes cuando el feto ya tiene una perfecta y continuada audición”, señala María Antonia Clavería, otorrino de la Unidad de Hipoacusia del Hospital Sant Joan de Deu, en Barcelona.

Embarazo y ruido

“Esto significa que hay que cuidar el oído del bebé incluso desde el vientre materno, y no exponerle a sonidos por encima de los 100 decibelios, puesto que aunque esté protegido por el vientre un 30 por ciento, una exposición prolongada del ruido puede afectar a su sistema auditivo causándole la pérdida de audición, así como modificando el cerebro hasta el punto de influir en la interpretación del habla, provocando una creciente dificultad para distinguir los sonidos del discurso.

También puede aumentar las probabilidades de que la madre dé a luz prematuramente y de que tenga un bebé con bajo peso al nacer. Si una mujer embaraza se expone a ruidos por encima de los 100 decibelios, puede causar daños auditivos al bebé”, afirma la especialista.

Se ha demostrado que los ruidos o la música muy alta pueden afectar al crecimiento de los más pequeños, así como dañar la memoria y dificultar el aprendizaje. “Este sonido elevado y prolongado puede acarrearle una pérdida auditiva, lo que conllevará un mal desarrollo. El cerebro graba la información que le llega a través del canal auditivo, pero si está dañado no va a recibir información, por lo que dificultará el lenguaje y el entendimiento”, explica Clavería.

Además de afectarles directamente a la salud, el ruido impide la comunicación por medio del habla, por lo que les impide comprender las palabras nuevas, dificultando su aprendizaje. Asimismo, también interfiere en la concentración y en la memoria.

Los ruidos que más afectaría negativamente a los niños son los que se encuentran en su entorno, es decir, los de casa, los del colegio, así como los del ambiente que les rodea. “Se tiene que favorecer un entorno tranquilo alrededor del niño, evitar gritar en casa o en el colegio, y vivir en zonas no muy ruidosas”, incide la otorrino.

Otro factor muy polémico que provoca daños en la audición de los niños son los auriculares. Cada vez es más común ver a niños de edades tempranas utilizar este instrumento para escuchar música o para jugar. Clavería señala que “su uso no es recomendable, puesto que ellos no son conscientes del daño que les está provocando.

Se estima que aproximadamente el 30 por ciento de los habitantes de la Unión Europea están expuestos a un ruido diario por encima de los 55 decibelios. El principal problema de esto es la falta de concienciación en los jóvenes sobre los problemas que pueden causarle en la salud. “Cada vez hay más evidencia de que la exposición al ruido genera alteraciones a muchos niveles. Hoy en día, ya se sabe la audición que tendremos cuando seamos mayores, tradicionalmente conocida como presbiacusia, y que no depende sólo de la edad, sino también de factores genéticos, de la alimentación, del uso de medicamentos y, sobre todo, de la exposición a los ruidos durante toda nuestra vida.

Uso de auriculares. Foto: Sergei Montalvo Aróstegui

La OMS calcula que 1100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales. Y que más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años padecen una pérdida auditiva discapacitante.

Muchas actividades de ocio de las que disfrutan los jóvenes y adultos hoy en día suelen estar expuestas a ruidos muy fuertes durante mucho tiempo. En las discotecas y conciertos se llegan a superar los 85 decibelios recomendados. La música que retumba sin cesar hasta altas horas de la madrugada, lo que se convierte en un daño para el oído y para la gente que trabaja allí.

Mucha gente que labora expuesta a ruidos fuertes constantes han tenido que dejarlo debido a dolores fuertes de oído.

Ruido y salud

Por todas estas razones, el ruido es una forma más de contaminación ambiental, que actualmente se encuentra a la altura de la contaminación del aire o del agua. Y como sucede con todo, la sociedad es el principal responsable, y la única que tiene la clave de tomar la determinación para revertirla.

“Lo primero que hay que hacer para mejorar esta situación, es concienciar a la población del problema, informándoles sobre los perjuicios y peligros que tiene el ruido. Otro punto importante es tomar acciones a nivel individual con el uso de los auriculares; cumplir las normativas vigentes, y si es necesario, crear unas nuevas para frenar esta circunstancia”.

Fuentes consultadas: María Antonia Clavería, otorrino de la Unidad de Hipoacusia del Hospital Sant Joan de Deu, en Barcelona, Ecu Red, y archivo de la periodista.[:]