¿Agua en abundancia?

¿Agua en abundancia?La naturaleza posee la capacidad suficiente de brindar agua para mantener el equilibrio del ciclo hidrológico, pero también es vital la necesidad de realizar estudios de caudales ambientales en cada una de las cuencas hidrográficas de Cuba.
 
Lo cierto es que aún no se ha logrado alcanzar una cultura de ahorro y uso racional del agua, tal y como existe en materia de energía.
  
Por eso, es imprescindible que se identifiquen, calculen y controlen los índices de intensidad hídrica para cada actividad productiva y de servicios.
  
Hay que llegar a conocer con exactitud la cantidad de agua necesaria para producir un kilogramo de arroz, tomate, papa o un litro de leche.
    
El cambio climático, como problema ambiental global, tiene una elevada incidencia en la producción de alimentos a escala universal, por lo que su impacto en la seguridad alimentaria es notable, en particular debido a la disminución del potencial hídrico.      
  
Así ocurre con la acción combinada de varios factores como la penetración de la cuña salina hacia el interior del país, la disminución de las precipitaciones y la contaminación de las aguas terrestres.
  
De modo que la protección de las cuencas hidrográficas es decisiva, especialmente aquellas que están ubicadas en la zona oriental de la Isla, donde el percápita de agua disponible por habitante al año es significativamente menor que la media nacional.
  
Particularmente, las cuencas de los ríos Toa, Cauto, Mayarí y Guantánamo-Guaso merecen una atención singular.
  
Es recomendable adoptar medidas de adaptación que posibiliten una mayor racionalidad en el empleo de las fuentes de agua, que las protejan y las conserven para las actuales y futuras generaciones de cubanos.
  
Una de las disposiciones en ese sentido puede ser la reducción de la evaporación del líquido en el suelo, al igual que la plantación de variedades más eficaces en cuanto al agua y más tolerantes a la sequía.
  
También la agricultura con regadío de precisión y por pronóstico, la mejora del suelo para aumentar el rendimiento por unidad de agua, la disminución del escurrimiento, la reutilización de las aguas residuales y la reducción de la contaminación.
  
El agua es el principal desafío para la producción agrícola cubana, aunque sean los suelos el recurso natural más afectado en la actualidad.(AIN)