Honduras: Voces para la verdad

El valor de los medios alternativos de comunicación se hace cada vez más evidente, y  sin dudas llega al clímax cuando se ponen en ciernes los intereses de las grandes masas a los cuales sirven y representan.

Está más que claro. Mientras en Honduras una trasnochada asonada militar desbancaba este domingo al gobierno constitucional de Manuel Zelaya, en una suerte de retorno a las genocidas décadas de las dictaduras desde los cuarteles, muchos grandes medios de información identificados con las tendencias fascistas y ultraderechistas silenciaban intencionalmente los acontecimientos, o brindaban versiones controvertidas, chatas, cuando no insidiosas y con alto sabor parcializado.

Semejante manejo tiene turbios propósitos. Uno, imponer el silencio, y mantener a la gente ajena y desconocedora con respecto a la arbitrariedad que acontece, y por tanto desmovilizada, controlada, incapaz de reaccionar.

Dos, desplegar el andamiaje que justifique lo inaceptable, que edulcore las imágenes de los culpables y salteadores de la institucionalidad, y que propague su versión y sus pretendidos “argumentos”, de manera de intentar trocarlos públicamente, de bandidos, en héroes.

Y es ahí donde la prensa alternativa asume cauces fundamentales. Los desempeñó con real maestría, profesionalidad y  resultados edificantes en 2002, cuando la derecha venezolana pretendió sacar del gobierno al presidente Hugo Chávez, quien regresó a Miraflores  gracias a la decidida acción de un pueblo que, entre otras cosas, no pudo ser engañado ni desinformado.

Y al cierre de este junio, los medios alternativos de prensa vuelven a desempeñar, con similar carga de profesionalidad, seriedad, astucia y prontitud, un papel similar al poner fuera de juego el silencio derechista y reaccionario en torno a las maniobras golpistas en Honduras contra el gobierno constitucional del presidente Manuel Zelaya.

Tocó a Telesur, la cadena televisiva surgida por iniciativa del presidente  Chávez como  instrumento de divulgación de la realidad de nuestros pueblos, colocar en la palestra regional y mundial, desde los primeros momentos, la verdad en torno a un golpe militar artero, trasnochado, fuera de contexto y totalmente ajeno a la razón, así como  la reacción de un pueblo que se niega a retornar a los tiempos dictatoriales y abandonar las prerrogativas ganadas y las por conquistar.

Telesur tuvo a su haber mostrar las primeras imágenes del artero asalto a la casa presidencial, y de las iniciales reacciones de repudio de los transeúntes, cuando aún muy pocos conocían de la infamia.

Puso además al aire las declaraciones de Zelaya a su forzada llegada a Costa Rica, contactó a familiares del  Jefe de Estado, y a dirigentes populares quienes daban inicio a la movilización de las masas, descaracterizó a los golpistas y sus inspiradores, y reflejó la inmediata ola de solidaridad con la nación hondureña y sus autoridades legales, hasta el mismo instante en que fue silenciada internamente en Honduras por los usurpadores…no obstante, el bien estaba hecho; la gran verdad ya recorría el mundo.

Y he ahí precisamente de los valores esenciales de estos notables esfuerzos mediáticos revolucionarios, que han demostrado más de una vez efectividad, eficacia, vigencia plena y apego real a los mejores intereses de nuestros pueblos. (Por Néstor Núñez) (AIN)