Gervasio Anaya, un hombre de mar

Gervasio Anaya, un hombre de marGervasio nació a la vera del mar donde las aguas del Golfo de Guacanayabo y el Mar Caribe bañan la franja costera de Niquero. El inmenso azul siempre atrajo su atención y un día soñó con ser Héroe del Trabajo como aquel pescador coterráneo que primero lo logró en Cuba.

En Santa Cruz del Sur tiró anclas en 1973, con el aval del servicio militar recién cumplido y el diploma de patrón de plataforma del instituto marítimo “Andrés González Lines”, de Manzanillo, a buen resguardo del salitre.

Comenzó como marinero del langostero Ferrocemento 17, hasta que comandó durante dos décadas el Argus VII, a la búsqueda constante de la Reina del Caribe, la langosta, que le ocupa el mayor tiempo de su vida. Lejos del hogar, bajo el ardiente sol o la romántica luna, cual poeta que teje madrugadas con amaneceres y sueños que hizo realidades.

Gervasio Anaya García, hoy es un “mito” de carne hueso en el mar sureño de Camagüey, Héroe Nacional del Trabajo de la República de Cuba, mitad guajiro mitad marinero, sesentón de complexión física resistente cual el mangle rojo, su Árbol VII, como nombra a la embarcación que se adentra entre las olas en las noches sin “sol”, para extraer riquezas con destino a toda su Cuba.

Así se hizo leyenda y tradición de toneladas de crustáceos y, aunque pocos los veían en tierra firme, las cosechas de su barco ingresan seguras a la economía del Combinado Pesquero “Algérico Lara”, de Santa Cruz del Sur, y continuarán, aun con su “presencia permanente”, frente a la pescadería Los Marinos, donde la langosta que él captura también le llega a la población.

La obra de Anaya, chapingorro en mano inclinado sobre el mar desde su bote, ha sido inmortalizada por el artista santacruceño Igor Lachicott Castillo, joven escultor graduado en la Escuela Nacional de Arte (ENA).

“No es mi primera obra, tengo varias, algunas expuestas en murales. Me inspiré en Anaya por su ejemplo laborioso, sus campechanas relaciones con la gente de mi pueblo, que ya es de él, y porque ambos amamos el mar del sur, cuyos motivos marinos constituyen musas permanentes”; dijo Igor.

Con esta escultura Anaya ha sido inmortalizado; pero lo cierto es que para recordarlo los pobladores de Santa Cruz no necesitan una reproducción suya; basta saberlo un consagrado, un Héroe del Trabajo.  Por Rolando Sarmiento Ricart/ Radio Cadena Agramonte.(Foto: Otilio Rivero Delgado)